sábado, 19 de noviembre de 2011

FRANCIA – BORDEAUX

Y dejamos atrás España para empezar nuestro largo retorno a Paris, lugar donde debo devolver el auto, y desde donde Cecilia tiene el vuelo hacia Montevideo, y yo hacia Nueva York.

Pero para aprovechar el recorrido, fuimos parando en ciudades y pueblitos, uno de los cuales fue precisamente la hermosa ciudad de Bordeaux. Este nombre se pronuncia como el color bordó, que sin poder dilucidar si allí se inventó dicho color, descubrimos que el nombre de esta ciudad se castellanizó como Burdeos.

Dejamos el auto, y empezamos a caminar por sus calles. Tiene una hermosa catedral, la de San Andrés, una peatonal llena de comercios y de gente, y una larga y ancha rambla a ambos lados del Río Garona.

Fue precisamente caminando por su rambla, donde nos topamos con un palacio, siendo el principal modelo para la típica fotografía de la ciudad, pues del lado del río, hay una enorme fuente que oficia de espejo, viéndose reflejado en su total magnitud, el imponente edificio del Siglo XVIII.


Otra cosa típica de la ciudad, son sus vinos, pero ubicándonos lejos de la vendimia, no pudimos ver la ciudad vestida de fiesta.

Luego de culminada esta breve, pero satisfactoria visita a Bordeaux, emprendimos viaje adentrándonos en el Valle de Loira, hacia un pequeñísimo pueblo llamado Aubeterre Sur Dronne.

Quien tenga pensado visitar Francia en auto, y le gusten los pequeños y pintorescos pueblos que hay desperdigados en todo el territorio francés, le recomiendo que visite la página web de las villas más hermosas deFrancia, y estudie las posibilidades de conocer alguna según la ruta deseada.

Llegamos a este pueblo ya entrada la noche, con lo que sólo nos restó buscar un hotel, y hospedarnos allí.

Encontramos uno, que tenía un restaurante en la entrada. Nosotros éramos los únicos huéspedes. Increíblemente cerraron el restaurante, y quedamos solos con el cocinero. Digo lo increíble, pues andábamos por el hotel como quien andaba en su propia casa. Inclusive al otro día, como no abrían de mañana el restaurante, dejamos la enorme y antigua llave de la habitación puesta en su cerradura, y pasando por la cocina, salimos por la puerta trasera que nos habían mostrado por si nos íbamos temprano.

En fin, de Aubeterre Sur Dronne, les contaré en mi próxima publicación.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario