Llegamos al hotel que se encuentra en lo que sería un balneario llamado Sanur. Pasamos de estar en una habitación de veinte personas a una de dos. Un placer! En el hotel nos dieron la bienvenida dos hombres, en realidad dos adolescentes muy pero muy simpáticos, siempre con la sonrisa dibujada en su rostro.
El hotel cuenta de dos pisos, el nuestro está ubicado en el segundo, en donde se encuentra la piscina, que no es muy grande, pero está espectacular, profunda y con dos fuentes. Cada vez que estamos en el hotel, venimos a la piscina, incluso de noche, pues sigue haciendo calor a pesar de no estar el sol en el cielo.
La playa se encuentra a cincuenta metros, pero esta playa realmente no es nada linda. Arena sucia, y agua revuelta. Por lo que decidimos con el Chelo recorrer las calles de este balneario. La gente te ve y te saluda en inglés. Un inglés muy básico, no muy diferente al que hablamos nosotros (jeje). Por momentos se hace insoportable caminar por la calle pues te ven que sos turista, y los taksis (no es una falta de ortografía, aquí los taxis se escriben así) te tocan bocina para ver si querés que te lleven a algún lado, por lo tanto pasas escuchando bocinazos; y si no son los taksis, son las mujeres que te llaman para hacerte masajes. Atención! No sean mal pensados, realmente son sólo masajes.
En la entrada de cada comercio, una ofrenda a no sé que Dios, pero consta de un ramito de flores con un incienso y comida; o sino, una pequeña estatua de un monstruo (en realidad no son monstruos, pero me es difícil decifrar que son) también con flores y sombrilla para que no le de el sol. Es muy pintoresco de ver.
Algo anecdótico: tenemos bastante ropa para lavar, y esperamos hasta Bali porque pensamos que iba a ser barato, pero la cuestión es que nos conviene comprarnos remeras nuevas, que lavarlas. Increíble! De todas formas lavaremos la ropa, pues uno se aferra a la ropa vieja.
El hecho de que la gente sea tan servicial, me hace sentir particularmente muy incómodo. Pues te hacen sentir como millonario, sé que ellos viven del turismo y por eso te brindan todo lo mejor. Pero prefiero un trato más normal, de igual a igual, no quiero más reverencias! Cómo explicarles que soy un estudiante y un simple laburador como ellos y que estoy aquí no por lo que tengo, sino por la oportunidad que me dio la Universidad y las personas que me compraron rifas.
Llego al hotel, y tras una reverencia de uno de los recepsionistas, le estiro la mano para saludarlo, y me mira y duda si darmelá. Pero al mantener la mano estirada, me la da, y en su ingles precario me pregunta como estoy. Yo no paro de decir gracias, es que ésta es la única manera que encuentro para hacerlos entender que no sólo ellos son los que tienen que agradecer.
Por último, para culminar el primer día en Bali de buena manera, cuando llegaron los chiquilines al hotel, me trajeron la camperita polar del Grupo de Viaje!!! Qué alegría! El mensaje que les mandé cuando el avión estaba carreteando les llegó, lo reclamaron, y me lo trajeron.
Por último, para culminar el primer día en Bali de buena manera, cuando llegaron los chiquilines al hotel, me trajeron la camperita polar del Grupo de Viaje!!! Qué alegría! El mensaje que les mandé cuando el avión estaba carreteando les llegó, lo reclamaron, y me lo trajeron.