lunes, 4 de julio de 2011

EGIPTO – Día 9, 10 y 11 – SHARM EL SHEIKH

Estos tres días en Sharm el Sheikh, fueron de descanso y de disfrute total. Esta ciudad es un balneario. Sólo se encuentra el desierto y el Mar Rojo que lo refresca de los rayos del sol. Mar, que de rojo no tiene más que la leyenda, pues es un azul más intenso aún que el agua de Filipinas.


El hotel cinco estrellas que nos quedamos era una cosa de no creer. Piscinas de todos los tamaños. Una que parecía playa, otra enorme con un restaurante en el medio, otra con cancha de boleyball, otra con toboganes gigantes que daban vueltas y vueltas. Pero no sólo de piscinas estaba lleno el hotel, también de canchas deportivas. Golf, fútbol, tenis, ping pong, entre tantos otros que no nos dio el tiempo de usufructuar.


Lo más hermoso de todo eran los muelles. Es que el hotel daba al mar, y si bien no tenía playa, tenía terrazas con arena y reposeras, y unos muelles desde donde nos tirábamos de cabeza para sumergirnos en esa agua y mezclarnos con los peces de colores que desde el muelle ya se veían nadando entre los corales.


Siempre tomaba sol de mañana en el muelle, y nos divertíamos tirándonos al agua. Luego iba a las piscinas, hacía deporte, y volvía de tardecita a los muelles para respirar el aire proveniente del Mar Rojo y deleitarme con la vista.


Una noche fuimos al centro, donde se ven muchísimos extranjeros, en su mayoría rusos. Todos cenando y fumando yiya. Esto es como una pipa gigante que tiene agua que oficia de filtro. Son de diferentes gustos, frutales, dulces, entre otros. Una noche fumamos esto en uno de los tantos bares del hotel. Porque como si fuera poco, en el hotel también habían bares, restaurantes, y una discoteca.

Realmente descansé y disfruté muchísimo. Tanto que no quería irme. Es que bañarse en el Mar Rojo, y estar en semejante hotel, no es cosa a que uno haga con frecuencia.

La felicidad al tirarme y bañarme en el Mar Rojo, dibujándome en la cabeza el mapa del lugar en donde estaba, hacía que me repitiera: "aprovechá gaviota que no te verás en otra", y vaya si lo hice.

Un inconveniente con este balneario, es la presencia de tiburones en sus aguas. Si bien ahora no estamos en la época de dicho animal, no abusábamos con la permanencia prolongada dentro del agua. De hecho aparecieron un par nadando a escasos metros del muelle, lo que hizo asustarnos un poco, pero según el salvavidas, ese tipo de tiburones no atacan a las personas, de todas formas preferimos no bañarnos hasta que desaparecieran.


En la foto anterior se ven dos ejemplares de estos tiburones. Uno bastante entero, y el otro sólo se le ve la temible aleta dorsal.

Este fue el último lugar en donde estuvo el grupo entero todo junto. Ahora muchos ya se fueron a Uruguay, otros a Europa, otros estamos en Jordania. Es decir, ya nos empezamos a separar, y ya se siente que el viaje está por culminar. Por suerte para mi, aún me queda la mitad para seguir maravillándome del mundo.

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