sábado, 2 de julio de 2011

EGIPTO – Día 8 – EL CAIRO

Llegamos a la capital egipcia luego de pasar la noche viajando en tren, y empezamos el city tour en ómnibus escoltados con seguridad policial. Es que el día anterior habían empezado nuevas manifestaciones. En realidad esta vez salieron a manifestar los que apoyan al presidente derrocado, generándose una batalla contra la mayoría que lograron su distitución.

Al primer lugar a donde fuimos fue al Museo de Egipto. Aquí se encuentran muchísimas cosas milenarias, desde estatuas, hasta momias.

Pero lo más importante, es que en este museo se encuentra el tesoro encontrado en la tumba de Tutankamon. Es inevitable preguntarse qué tamaño habrán tenido los tesoros de las tumbas de los faraones importantes como Ramsés II. Si Tutankamon, uno de los faraones que pasó desapercibido, que murió de adolescente, tenía tanto en su tumba, cuánto tendrían los otros. Nunca lo sabremos, sólo resta imaginarlo.

Cada vez que el guía nos explicaba algo, yo estaba disperso, con la mente en la máscara de oro macizo de Tutankamon. Hasta que el momento tan esperado llegó. Entré a la sala, y allí estaba, erguida en el medio del salón, con la mirada perdida en la eternidad.


Sin mentirles, me quedé petrificado, momificado diría yo, más de veinte minutos observando la máscara. La miraba fija, como esperando una reacción, esperando un guiño, una mueca. Tuve el privilegio de verla por dentro, es que nunca nadie publica una foto de la máscara que no sea de frente.

Que belleza! Que emoción! Que felicidad! Ahí estaba yo! Frente a Tutankamon, frente a un símbolo egipcio y mundial. Nada es para siempre dicen. Pero los egipcios desafiaron esa frase y ahí estaba la explicación. Más de tres mil años. Más de tres mil historias. Más de tres mil misterios.

Luego del museo, fuimos a ver una iglesia, una sinagoga, y dos mezquitas. Realmente estaba tan cansado que no presté demasiada atención al por qué de la importancia de estas últimas visitas. De todas formas ver semejantes construcciones, siempre impresiona.

Por último fuimos a un mercado, donde pude perderme entre los locales. Venta de especias, de fragancias, de aceites. Un lugar muy pintoresco y muy bonito.

Después de todo el día en la vuelta, nos fuimos al hotel. Esta vez no fue el Hilton, pues éste queda enfrente a la plaza donde se arman siempre las manifestaciones que les contaba. Por eso nos fuimos a otro alejado del centro de la ciudad para evitar algún tipo de inconveniente. Fuimos al Holiday Inn. Un hotel lujosísimo y comodísimo.

Por la noche, despedimos a Nacho. Para el que sigue el blog desde el comienzo, no hace falta que le recuerde que Nacho fue uno de los tres amigos con los que emprendí este viaje allá por el dos de Marzo. Se va Nacho. Se va a recorrer América del Sur. 

Con Nacho aprendí muchísimo. Me enseñó que nada es lo que parece. Que detrás de un hombre rudo, hay emociones fuertes. Si las habrá, que él se vuelve antes para reencontrarse con su novia y con ella recorrer sudamérica. (Nacho no me odies cuando leas esto). Pero es verdad. Nacho es un tipo sencible aunque no lo parezca. Un buen compañero, y un excelente amigo. Nos veremos al regreso!

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