viernes, 29 de julio de 2011

LLEGADA A ATENAS

Junto a cuatro amigos, llegamos a la capital del país Atenas, tras ocho horas de viaje en el ferry que nos alejó de las islas griegas.

Se suponía que deberíamos haber llegado a las doce y cinco de la mañana, con lo que debíamos bajar corriendo, o mejor dicho volando, pues la última frecuencia del metro que nos dejaba en la esquina del hostal reservado salía del puerto a las doce y cuarto. Ya sabíamos que era casi imposible conseguirlo, pero nos atrasamos una hora, con lo que llegar al hostal vía metro, ya estaba descartado por completo.

Al llegar al puerto, ya sin apuro, dejamos que bajaran las cientos de personas que sobre poblaron el barco, cosa que nos preocupó bastante, pues sólo divisamos dos botes salvavidas, y nos imaginábamos que en caso de que se hundiera, tendríamos que ceder nuestros chalecos salvavidas a las mujeres y niños, y rezar que el agua sea lo suficientemente salada como para flotar sin esfuerzo como lo hicimos allá en el Mar Muerto.

La cosa es que llegamos al puerto, y no fue necesario ponernos a prueba de caballerosidad a la hora de una posible emergencia. Bajamos sabiendo que debíamos tomarnos un taxi. Aquí empezó toda la odisea de un Viernes de madrugada en Atenas.

Es que fui precavido, y al saber que ya estábamos viajando de manera libre, y que ya nadie nos facilitaría las cosas como cuando viajábamos en Grupo, me informé mucho de cómo llegar al hostal. Tanto que sabía que el último metro salía a las doce y cuarto, que demoraba al cabo de la novena parada veintiún minutos.

Pero no fui lo suficientemente precavido de prever que llegaríamos a la capital de un país en crisis, que hacía pocos días había pedido su segundo salvataje al Fondo Monetario Internacional. Razón por la cual todos estaban de paro, incluso los taxistas. Tras preguntar cómo hacer para trasladarnos por la ciudad a todo animal que caminara en dos patas, alguno nos informa que debíamos tomarnos el ómnibus nocturno número quinientos.

Seguimos preguntando una y otra vez cómo llegar ahora a la parada de dicho ómnibus. Nos perdimos, hasta que lo encontramos. Al llegar, había muchísima gente, me imagino la que dejamos bajar primero del ferry. Es increíble, pero el ver que muchas personas estaban en la misma situación, nos hacía sentir mejor, a pesar de que de todas formas estábamos igual que al principio.

Demoraba tanto el ómnibus, que decidimos ir a averiguar el precio de unos hoteles en frente al puerto. Fuimos corriendo, pues corríamos el riesgo de que justo en nuestra ausencia pasara el quinientos. Ninguno de los hoteles tenían disponibilidad, y volvimos resignados a la parada que quedaba a un par de cuadras. En eso, vimos el gigantesco número quinientos que nos pasa, con lo que batimos el récord de los cien metros llanos cargados con equipaje.

Logramos tomarnos el ómnibus, pero ahora se nos planteaba un nuevo desafío: dónde bajarnos. A todo esto ya eran más de las dos de la mañana, y nosotros andábamos por las calles de una ciudad en huelga.

Plaza Victoria era nuestra única referencia. Le preguntamos a un veterano que parecía ser local, y en un español particular, nos avisó cuando debíamos bajarnos. Al abrir las puertas, atropellamos a los pasajeros con nuestros bolsos, y éste veterano nos dice que el hotel quedaba del otro lado de la plaza, cosa que por los mapas que yo había visto, me parecía extraño, pero como supo ubicarnos, le hicimos caso, y cruzamos la espeluznante plaza.

Mucha gente durmiendo en ella, y nosotros preguntando por una calle de sólo una cuadra, o por un hostal de mala muerte. Por supuesto nadie nos sabía responder, y nuestra ansiedad, y nuestro nerviosismo aumentaba con el paso de los minutos, y con el paso de las caripelas que cruzábamos.

Nuestras amigas ya estaban muy nerviosas, y al divisar una estación de servicio con parking, les dije que esperaran allí junto a Guillermo, mientras yo iba a buscar el hostal. Justo viene un muchacho, y me dice que cree saber dónde es el lugar que buscábamos. Sin Confiar del todo, lo acompañé, y me llevó realmente a donde se suponía era nuestro destino unas horas antes. Obviamente en el trayecto me ofreció todo tipo de estupefacientes.

En fin, volví a buscar a mis amigos, para dormir al cabo de varias horas de viaje.

Pero no todo terminaría acá. Entro al dormitorio de tres cuchetas. Me subo a la única disponible, y al cabo de unos minutos, se empieza a mover, y empiezo a sentir algunas respiraciones de placer. Sí queridos lectores, no pude pegar un ojo hasta tanto mis compañeros de cuarto no terminaran de hacer lo que tanto estaban disfrutando.

Así, llegué a Atenas, así empezaba nuevamente el viaje de forma libre.

GRECIA – Día 7,8 y 9 – SANTORINI

Me encuentro escribiendo esta entrada en el ferry que me dejará en un par de horas en Atenas. Atrás quedó Santorini, isla volcánica. Su última erupción la tuvo hace aproximadamente tres mil años, con lo que el volcán se deterioró tanto, que se inundó su caldera, quedando hasta hoy día lo que conocemos como Santorini.

Sus casas parecen estar colgadas de los acantilados que sobrepasan los trescientos metros de altura. Para el lado de la cantera, no hay playas, sólo acantilados; para el otro sí se encuentran playas de arena negra, y otras de cantos rodados negros. Es que recuerden estamos sobre un volcán prehistórico.

En este destino, me acompañó Carlos (el docente acompañante), nos alojamos en Karterados, una zona cercana al centro Fira. Por lo tanto estábamos en lo alto de Santorini. Caminar por el centro es algo increíble. Si bien sus calles no son tan pintorescas como las de Mykonos, la vista desde allí es formidable. Se ve toda la caldera, se ven las islas cercanas, y el atardecer es muy bonito.


En uno de los días, alquilamos una moto, y recorrimos toda la isla. Primero fuimos a la playa de Monolithos de agua transparente y arena negra, luego a la de Kamari de cantos rodados lo que dificultaba caminar. Después fuimos a Perissa que es como un pueblito al sur de la isla donde se encontraban muchos compañeros del Grupo. Fuimos a su playa y allí nos encontramos con uruguayos de Arquitectura. De aquí nos fuimos a otra playa, Peribolos, igual a la anterior.

Realmente las playas no son nada del otro mundo, es que si bien sus aguas son espectaculares y sus arenas negras pintorescas, no superaban en belleza a las de Mykonos.

Tal vez he conocido tantas playas como las de Hawaii, Nueva Zelanda, Indonesia, Filipinas, Vietnam, Tailandia, Emiratos Árabes y Egipto, que estas playas de las islas griegas, no colmaron con las expectativas previstas.

Siguiendo con el recorrido motorizado de la isla, nos dirigimos a la playa Kokkini, o más conocida como la playa roja; pues se encuentra justo debajo de un gran acantilado de arena roja, lo que hace que sea muy atractiva.


De aquí empezamos a ir al Cabo Akrotiri, la parte más al sur de Santorini. Para llegar aquí, debimos ir por una carretera que nos arrojaba una vista envidiable para cualquier amante de los paisajes. Al llegar al Cabo, nos quedamos disfrutando por varios minutos de toda la belleza de la vista que se obtiene desde este punto de la isla.

Después de un rato, emprendimos viaje hasta Oia, la parte más al norte de la isla. Por lo que debimos atravesarla íntegramente. Demoramos casi una hora en llegar, y cuando quisimos acordar, la moto estaba casi sin nafta, con lo que nos pusimos nerviosos, pues no sabíamos si llegaríamos a Karterados, donde nos alojábamos.

Lo importante era que estábamos en Oia, donde prometen se ve el mejor atardecer del mundo. Mucha gente viene a este lugar, y a medida que se aproxima la hora esperada por todos, es muy difícil encontrar un lugar para poder sacar esa foto de postal que todos conocemos. Es allí cuando los techos de las casas se empiezan a ver desbordadas de gente, las escaleras, las cornisas.

Sinceramente no fue el mejor atardecer que vi, es verdad que el entorno es espectacular, pero la puesta de sol propiamente dicha, no fue la mejor. Por ejemplo el atardecer de Tel Aviv, fue muy superior a este, o los atardeceres de Phi Phi allá en Tailandia.

Otra cosa que venden de Santorini son sus casitas blancas con sus techos azules. No sólo que no todas las casitas son blancas, sino que las que tienen los techos azules son tan solo cuatro o cinco. La postal de Santorini que recorre el mundo es mentira. Lo único que es verdad es su belleza por sus acantilados y sus vistas, pero ni las playas, ni el atardecer, ni los techitos azules son lo prometido.

Después que desapareció el sol, empezó el retorno en la moto sin nafta. Apagándola en las bajadas, y sin acelerarla a fondo en las subidas, llegamos con el olor a la casita alquilada.

Otro día fuimos de mañana a una playa llamada Exo Gialos, pero como ya habíamos devuelto la moto, fuimos caminando. Más de media hora caminando bajo los rayos del sol para llegar a esta playa de arena negra. Su agua espectacular, nos quedamos un par de horas.

Seguimos caminando, y no solo realizamos otra vez el camino de regreso, sino que también fuimos al centro, Fira para seguir recorriendo sus callecitas y sus vistas. Caminamos tanto, que cuando quisimos acordar, ya se hizo la tardecita volviendo a ver el atardecer.

Santorini es una isla muy pintoresca, pero venía con tantas expectativas, que no pude colmarlas en su plenitud. Obviamente que me encantó, pero simplemente esperaba más aún.


Me despedí de Santorini, y de Carlos. Una gran persona que supo cumplir su rol de docente acompañante, poniendo orden, cuidando de todos, haciéndonos sentir siempre respaldados. En estos últimos días tuve la oportunidad de conocerlo mejor, y sé que sus hijos se deben sentir orgullosos de su padre. Que bueno Carlos, que anécdotas para contarles!

miércoles, 27 de julio de 2011

URUGUAY CAMPEÓN DE AMÉRICA

Por suerte el día en que Uruguay disputó la final de la Copa América contra Paraguay, lo podíamos ver a las diez de la noche y no de madrugada como lo veníamos haciendo, aunque algunos partidos no llegué a verlos.

Cuestión que decidimos juntarnos todos en un pub cercano a la improvisada terminal de ómnibus del centro de Mykonos. Allí, junto con un grupo grande del Grupo de Viaje de Arquitectura, llegamos a ser al rededor de cincuenta personas. Todos con una causa en común, alentar desde esta diminuta isla del Mar Egeo, a la querida celeste.

Era inevitable captar la atención de esa zona céntrica tan transitada. Con el primer gol, temblaron los molinos. Al grito de "Uruguay nomá", íbamos desgarrando las gargantas. Algunos italianos se acercaban, pues Cavani nos hizo muy famosos en Italia, y preguntaban si estaba jugando. 

Con el segundo gol, volaron cervezas y sillas, es que la alegría nos desbordaba, nos imaginábamos a la gente allá en Uruguay ya saliendo a las calles. A 18 de Julio en Montevideo, a Fondar en Trinidad. Cuando vino el tercer gol, en Mykonos sólo se escuchaba el "dale campeón, dale campeón!". Nos quedamos largo rato festejando en la calle. Cómo nos hubiese gustado estar allá! Cómo hubiésemos festejado!

Este partido, nos hizo sentir un poco más cerca de nuestro paisito, que ya sin Benedettis y sin Zitarrosas, se agiganta con sus Suárez.

Salúd Uruguay, salúd Campeones!

lunes, 25 de julio de 2011

GRECIA - Días 2,3,4,5 y 6 - MYKONOS

A unas horas de dejar Mykonos, me encuentro en la encrucijada de ver cómo empiezo a escribir y describir mi estadía de cuatro días y medio en esta isla griega que tanto trasciende mundialmente. 

Cuando arribamos, nos esperában en el puerto muchísimas personas ofreciéndonos alojamiento. Junto con cinco amigos, elegimos un lugar, y la dueña, nos llevó en su descapotable amarillo hasta lo que sería nuestra primera casa. ¿Por qué primera? Pues porque si bien tenía una hermosa vista y estaba cerca de una playa, quedaba demasiado lejos de todo lo que a nosotros nos interesaba, como por ejemplo Paradise Beach, que de hecho, para ir a dicha playa, debíamos tomarnos dos ómnibus. 

Por esta razón, al otro día nos mudamos al pleno centro, a una cuadra de donde se encuentran los cinco molinos característicos de Mykonos. Y a dos cuadras de la estación de ómnibus desde donde cada hora salen ómnibus hacia distintas playas. Pero claro, era un cuarto muy cómodo con aire acondicionado y otras cosas que hacían que su precio no pudiese ser soportado por más de una noche, por lo que al otro día, nos volvimos a mudar. 

Nos fuimos a un hostal, donde hay muchísima gente del Grupo de Viaje, lo que lo hacía acogedor. Este lugar queda más cerca de Paradise Beach, sólo nos tomamos un ómnibus, y a quince minutos caminando del centro. 

Si bien es una isla pequeña, se necesita de un vehículo si uno pretende recorrer sus distintas playas. Por eso, junto con Carlos (el docente acompañante) que ya terminó su labor como tal, pero que ahora como amigo sigue algunas semanas más, alquilamos un cuatriciclo, y salimos a conocer la isla. 

Así llegamos a la playa que más me gustó de todas, Ftelia. Poca gente, playa abierta, agua cristalina y no tan helada. Después fuimos a otra, Sant Stefano. Por último fuimos a otra playa en busca del atardecer. Su nombre Kapari, una playa diminuta, pero el sol justo se ocultaba en frente a la pequeña bahía.




Al otro día, antes de que se cumplan las veinticuatro horas del alquiler del cuatriciclo, fuimos hasta Paraga Beach, con sus dos rocas características que sobresalen del agua, desde donde muchos toman sol, o se zambullen al agua. Luego fuimos a otra playa famosa de Mykonos como es Super Paradise. En más de una ocasión debimos bajarnos de la moto, pues las subidas eran tan empinadas, que no le daba la fuerza al motor como para poder subirlas. 

En todas estas playas se ven toples de todas las edades, así como también se ve nudismo, pero en este último caso de personas adultas. 

Manejar por las calles de Mykonos es muy lindo por los paisajes que se ven. Pero a su vez es muy peligroso no sólo por las curvas y subidas, sino también por el porcentaje de alcohol en sangre de la mayoría de los pilotos. Muchas son las personas que se ven con vendas o con enormes raspones en codos, caderas y piernas.



Pero basta ya de chachara, a partir de ahora, me voy a explayar más en la diversión y descontrol que predomina en Mykonos, que de los hermosos paisajes áridos y montañosos que contrastan con el azul del Mar Egeo. Es que es una isla muy pintoresca, con sus casitas blancas y aberturas azules, con sus molinos y sus callecitas, con sus santa ritas y sus playas. Todo se conjuga para hacer de Mykonos, un destino inolvidable.


Pero señores, quien viene a este lugar del mundo, sabe que se topará con cientos de italianos, con muchos australianos, y con algunos sudamericanos. Todos, en busca del descontrol prometido.

Por eso, esta publicación, a partir de estas líneas tomará un tono explícito. Pido a los lectores menores de edad, se abstengan de esta lectura, y que los mayores me perdonen, pero no hay mejor manera de explicar las situaciones sin censura en las descripciones.

Entre tantas playas, hay una en particular, llamada Paradise Beach, donde se encuentran además de cientos de reposeras, unas discotecas. Una de las cuales, Tropicana, es la más destacada. La música electrónica por excelencia, empieza a hacer vibrar la arena a partir de las cinco de la tarde, hasta la una de la mañana, momento en el cual la gente se va a otra discoteca cercana, donde cobran entrada.

Pero qué contarles de Tropicana. Creo que sólo basta con mencionarles que su dueño, Sasa quien siempre está de sunga con un elefantito, tiene como eslogan "Open your mind, open your pusy". No haré la traducción al español, pero ya todos se imaginarán, sino, los invito a que tomen un diccionario Inglés-Español y se saquen la intriga. Esta frase la repite una y otra vez, y la gente salta y grita de excitación.

Todos bailando de trajes de baño, las mujeres subidas en las mesas, en la barra, en las sillas. Cerveza, tequila, vino, y todas las bebidas alcohólicas habidas y por haber en las manos de quienes bailan al ritmo del punchi punchi. Bailando cual un cabaret, se ven parejas apretando desaforadamente mientras Sasa sigue repitiendo "Open your mind, open your pusy".


Parece que con semejante ambiente, la gente se desinhibe, y ayuda a que el descontrol se generalice y recorra toda la pequeña playa de Paradise. Es que las reposeras no solo sirven para tomar sol. Se ven parejas teniendo relaciones sexuales en ellas. Recuerden todo empieza a las cinco de la tarde, y aquí el sol en alta temporada, se oculta a las ocho y media, lo que hace que se vea todo con claridad.

Un día fuimos temprano, porque por lo general, nosotros íbamos a eso de las ocho, pero como les decía, un día fuimos temprano, estábamos con un grupo grande de uruguayos tomando algo en las reposeras, que vaya uno a saber si fueron utilizadas la noche anterior, cuando de repente vemos en el agua, a unos dos o tres metros de la orilla no más, a una pareja haciendo de lo suyo. Nosotros junto con unos tanos allí cerca les empezamos a aplaudir y a gritar, y tras voltear la cabeza para mirarnos, esbozaron una satánica sonrisa, y siguieron como si nada.

Otro episodio, ya de noche, voy por la orilla hasta llegar a la discoteca, y de repente, empiezo a escuchar unos gemidos feroces, cuando volteo la vista, me encuentro con una pareja haciendo también de las suyas mientras las reposeras de alrededor estaban repletas de gente bebiendo alcohol.

Un párrafo aparte se merece un personaje totalmente desagradable, que todos los días lo encontrábamos bailando arriba de alguna mesa. La particularidad de este señor mayor, de pelo largo, es que sólo se vestía con una sunga, pero esta le cubría solamente el pene, quedando los testículos al aire. Pero esto no era porque sí, sino que pretendía mostrar las decenas de piercings que tenia en sus genitales.

Obviamente su baile consistía sólo en movimientos pélvicos de adelante hacia atrás y de atrás hacia delante, cosa de que su miembro se mueva al ritmo de sus movimientos. Dos por tres, con su pene erecto, se sacaba la sunga para captar todas las miradas del público presente. No hubo quien no se saque fotos con él. Yo en particular, me limité a fotografiarlo desde lejos, para poder mostrar lo descontrolado de Paradise Beach.

Esto es algo de lo que vi en estos cuatro días. Tengo amigos que su estadía fue más prolongada, y les puedo asegurar que sus anécdotas son más, pero mucho más espeluznantes.

Les pido perdón por no haber escrito nada en estos cinco días, pero créanme que es muy difícil tener tiempo y concentrarse después de tanto descontrol.

viernes, 22 de julio de 2011

GRECIA - Día 1 - SAMOS

Llegamos a Samos antes del mediodía, y en el trayecto en ferry, se me pasaban miles de pensamientos por la cabeza. Pensaba en lo increíble de ir navegando por el Mar Egeo, y que en unos minutos iba a poder sumergirme en sus aguas. 

Grecia es el sueño de muchísima gente, por ejemplo fue el sueño de mis padres, el cual pudieron satisfacer a sus cincuenta años; y yo, con tan sólo veintiseis, ya estoy en este hermoso país para conocer algunas de sus islas. Por eso, valoro muchísimo esta oportunidad, y agradezco a todos los que me apoyaron y ayudaron para poder realizar este viaje.

Ni bien llegamos al puerto, averiguamos para ver si nos podíamos ir inmediatamente hacia Mykonos, no habían ferrys para ese mismo día, por lo que nos debíamos quedar una noche. Al principio, como éramos muchos pensamos en ir todos a una plaza y quedarnos todos juntos allí, total, dormiríamos poco pues jugaba Uruguay la semifinal de la Copa América contra Perú a las cuatro de la mañana.

Pero claro, después pensamos en el baño, y la comodidad de poder acostarse en una cama, y nos distribuímos entre los distintos hoteles baratos sobre la costa portuaria de Samos. El nuestro era muy sencillo, nos quedábamos tres en un cuarto para dos, pero todo sea para que el viático no sobrepase el límite de lo presupuestado.

Esta isla es espectacular, por suerte no nos pudimos ir de manera inmediata hacia Mykonos. Caminamos por la rambla, y sus restaurantes con sus precios, nos advertían que ya estábamos en Europa, a pesar de que los precios no eran para nada exorbitantes.

Después de caminar, fuimos a una playa a disfrutar de esta agua verde y transparente pero helada. Sin arena, sólo canto rodado, hacía que los pies sufrieran la caminata hasta el agua, y ni les cuento nuestras compañeras que al levantarse de tomar sol, quedaban todas marcadas por las piedras del suelo.


Después de toda la tarde en la playa, regresamos al hotel, y en un café de la esquina, preguntamos a ver si estaría abierto a la hora del partido, nos dijeron que no, pero que con gusto nos abrirían sus puertas si iba bastante gente. La cuestión es que después de una siesta nocturna, a las tres y media de la mañana, casi treinta uruguayos colgamos el pabellón en la ventana del café, y desde Samos, vimos a la celeste clasificar a la final de la Copa América.

Luego sólo restaba dormir dos horas antes de embarcar rumbo a Mykonos en un viaje de cuatro horas.

martes, 19 de julio de 2011

FIN DEL GRUPO


Hoy, 19 de Julio de este año 2011 que jamás olvidaré, culmina el Grupo de Viaje de Ciencias Económicas. Termina la Etapa II de mi viaje en particular.

Recuerdo aquel mes de Agosto del 2009, cuando comenzó a gestarse este Grupo. Con el paso de las semanas, Asamblea tras Asamblea, este Grupo, inexperto, inmaduro, empezó a tomar forma, empezó a crecer gracias al arduo trabajo de aquel primer Comité Ejecutivo del Colo, Andrea y Gustavo. Ni que hablar del resto de las Comisiones, que ayudaron de gran manera a que el grupo madurara y se consolidara como tal.

También se me vienen a la mente las “Copas”, aquellas reuniones post Asambleas para empezar a integrarnos. Integración utópica, pero que logramos con muchos de los grandes amigos que hoy día cosecho al cabo de dos años. Muchos hacíamos el esfuerzo, y los Jueves se transformaban en jornadas interminables. Es que estudiábamos, trabajábamos, asistíamos a las Asambleas, y después seguíamos de largo para las Copas para lograr conocer a las personas con las cuales compartiríamos este sueño que ahora, ya dejó de serlo y se ha transformado en realidad.

Cuánto trabajo! Parece mentira que ya haya terminado esta Etapa. Se me quiebra la voz, pero la emoción es inmensa, es que al fin y al cabo, tanto sacrificio ha valido la pena, y lo seguirá valiendo por estos meses que aún me quedan de viaje.

Cuando junto a Matías y a Oriana llevamos adelante el Ejecutivo durante la impresión, troquelado, repartida, y venta de las rifas, arriesgué mucho. Es que destinaba tanto tiempo al Grupo, que en más de una ocasión recibí algún tirón de orejas por parte de mis jefes en mi trabajo, como por parte de mi novia en mi casa.

Este Grupo me permitió conocer muchísima gente. Gente buena, gente mala, pero uno se tiene que acostumbrar a valorar lo bueno de las cosas e intentar dejar atrás lo malo. Por eso, en términos generales, extrañaré al GV 2011. Es que por estos dos años ha significado muchísimo para mí. Me he desvivido para intentar sembrar en cada compañero el significado de Grupo, lo importante que es actuar como tal, a pesar de que en muchas ocasiones nos veamos perjudicados individualmente. Espero que la gran mayoría haya podido comprenderme y disculparme porque a veces insistía demasiado en la integración.

Como dijo Bruno cuando dejó su Ejecutivo: “espero dentro de un par de años poder juntarnos a comer un asado y cagarnos de la risa”. Yo también lo espero Bruno. Espero con ansias esos asados interminables, intercambiando y recordando todos juntos estos días y estos meses que tanto han significado para todos.

A partir de aquí, el Grupo ha terminado. Algunos se vuelven a Uruguay, muchos siguen viajando unas semanas, y otros lo hacemos por varios meses más.

En fin, me pongo de pie señores, y felicito y agradezco a todos porque este viajé salió gracias al esfuerzo de cada uno, al trabajo encomendado según la Comisión que eligió. Sin nosotros mismos, esto no hubiese sido posible. Por eso me reverencio frente a mis compañeros y amigos de este Grupo de Viaje de Ciencias Económicas 2011. Salud!

TURQUÍA – Día 7 – EFESOS y KUSADASI

Por la mañana, ya extenuados, fuimos a Efesos, donde se encuentra la casa donde vivió y murió la Virgen María. Esta historia es muy atractiva, pues nunca se supo con certeza dónde había vivido sus últimos días de vida. Pero la cuestión es que una monja alemana que nunca salió de su pequeño pueblo, tenía constantemente sueños de la Virgen María. Una vez en uno de sus sueños, vio la casa donde vivía y el paisaje que la rodeaba. Se escribió un libro sobre los sueños de dicha monja, y tras su éxito, los investigadores llegaron a Efesos, donde encontraron escondidos, los cimientos de una casa del siglo primero después de Cristo. Dichos cimientos concordaban con la posición de las habitaciones de la casa soñada.

Los dos últimos Papas, Pablo VI y Juan Pablo II, al igual que el actual Benedicto VI, realizaron misas en la humilde iglesia que fue construida sobre los cimientos de la casa, como avalando el sueño de la monja alemana.

Allí también hay una fuente natural de agua, la cual al nacer en la zona, todos la consideran como bendita. Por lo tanto se abre la canilla, y se mojan la cara y las manos. También se escriben deseos y se pegan en una pared para que la Virgen cumpla con sus peticiones.

De aquí bajamos la montaña, y fuimos a ver las antiguas ruinas de Efesos. Con un sol que derretía la piel, recorrimos lo que alguna vez fue una ciudad muy importante, tanto a nivel religioso, cultural, como comercial. Fue una sensación increíble ir caminando y poder tocar esas columnas de mármol. Cómo a pesar del tiempo, siguen impactando y atrayendo a miles de turistas. Muchas estatuas y objetos allí hallados, se encuentran en el Museo de la ciudad, al cual iríamos como último paseo.

Pero previo a ir al Museo, fuimos a la Basílica de San Juan Bautista. Realmente estábamos tan cansados de tanto sol, que no le dimos la importancia que se merece dicha Basílica. La recorrimos rápidamente como queriendo escapar del sol, y nos fuimos al museo.


En el museo quedamos nuevamente impactados con las cosas que se hallaron en donde hacía apenas una hora habíamos estado. Esas estatuas son hermosísimas. Tan perfectas que asustan. Fue un lindo recorrido por un museo que nos advertía de las hermosas ruinas que veremos en Grecia.

Al fin llegamos al hotel que se encuentra en la ciudad portuaria de Kusadasi. Una ciudad lindísima, con un puerto lleno de cruceros. 

Aquí disfrutamos de su piscina con vista al Mar Egeo, y cenamos al aire libre con la misma vista. Salimos un rato al centro. Mucha gente, muchos turistas, todo muy pintoresco. Desde aquí ya se divisaban las luces de la isla de Samos en Grecia, es que está muy cerca. Y así desde esta hermosa ciudad de Kusadasi, despediríamos Turquía por la mañana.

TURQUÍA – Día 7 – PAMUKKALE

Este día obviamente nos levantamos temprano y viajamos varias horas en éstos ómnibus que ya empezamos a odiar, pues llegó un momento que ya no sabíamos qué hacer. Dormimos, jugamos al truco, escribí para el blog, escuchábamos música, leímos libros. Creo que nos quedó jugar al veo veo, porque jugar a ver cuántos autos rojos veíamos en la ruta era imposible pues el tráfico en estas rutas era muy escaso.

En fin, llegamos a Pamukkale (Castillo de algodón en turco), para disfrutar tanto de su paisaje como de sus aguas termales. La cuestión es que las grandes cantidades de bicarbonato y de calcio hacen que con el paso de los años, se produzcan capas blancas de piedra caliza bajando por la ladera de la montaña en forma de cascada congelada. Estas formaciones también adoptan el aspecto de terrazas en forma de medialunas las cuales algunas se llenan de aguas termales, siendo agradables piscinas de no más de medio metro de profundidad.


En la cima de la montaña nos encontramos con la antigua ciudad de Hierápolis, perdiendo protagonismo por lo atractivo e increíble de las terrazas de "algodón".

Una vez dada por culminada esta visita, fuimos hasta el hotel, el cual tenía una piscina termal muy pero muy caliente, tanto que no me pude meter más que hasta la cintura. Un hermoso hotel, donde cenamos y descansamos lo que pudimos, pues al otro día nuevamente temprano en la mañana emprenderíamos viaje hacia Efesos.

lunes, 18 de julio de 2011

TURQUÍA - Día 5 y 6 - CAPADOCIA

El quinto día en este país, emprendimos camino hacia Capadocia, zona que posee una característica geológica única en el mundo. Desde hace miles y miles de años, y creanmé que es difícil escribir miles como quien escribe días, pero es verdad, desde hace miles de años, esta zona ha estado habitada.

Lo curioso es lo que ha hecho la erosión por millones de años. La tierra del lugar es lo suficientemente débil como para que el viento le haya dado unas formas muy particulares a las montañas. Y allí justamente, es donde haciendo cuevas, vivían y aún siguen viviendo algunas personas.

Este día en realidad pasamos prácticamente viajando en el ómnibus. Demoramos catorce horas en llegar al hotel de un pueblito de Capadocia. Obviamente hicimos diversas paradas para ir al baño y almorzar. Pero una parada muy interesante que realizamos fue la visita al Lago Salado. Dicho lago, en verano, se seca bastante, quedando al descubierto una capa de sal promedio de treinta centímetros. Un setenta por ciento de la sal consumida en Turquía proviene de este lago. El paisaje es muy pintoresco. De más está decirles que al igual que hice en el Mar Muerto, probé cuán salada es el agua. Obviamente el Mar Muerto se lleva todos los galardones al premio "Salado".


Previo a llegar al hotel hicimos nuestra última parada en lo que sería un adelanto de lo que veríamos al otro día. Ya de tardecita disfrutamos de nuestro primer encuentro con Capadocia.

Por fin, luego de un viaje agotador, llegamos al hotel para cenar y descansar. Al otro día temprano en la mañana, arrancarían los paseos programados.

El sexto día entonces, fuimos a conocer esta peculiaridad geológica que les comentaba al principio. Es increíble lo extraño y cómico de las formas de los montículos ded tierra. Al principio fuimos a ver un lugar el cual nunca estuvo habitado.


Luego fuimos a lo que hoy día se llama Museo a Cielo Abierto que es justamente uno de los lugares que estuvo poblado. Es increíble ver dónde vivían las personas hace miles de años en esta zona. Es verdad, a groso modo, tiene un parentezco con Petra, pero por eso deja de impresionar e impactar.

Como último paseo del día antes de seguir viaje hasta Konya, fuimos a visitar una ciudad subterránea. No exagero al decir que es una ciudad. De hecho, tiene nueve plantas bajo tierra. Pese a sufrir un poco de claustrofobia, accedí a adentrarme en las profundidades de la ciudad. Por momentos debimos pasar gateando por los túneles, hasta eran tan angostos, que el bolso en donde guardo la cámara, la debía poner hacia adelante y no a un costado de mi cuerpo, pues sino no cabía. Fue un paseo muy interesante. Hasta una capilla había allí abajo.

Después de otro viaje largo y agotador, llegamos a Konya, donde pasaríamos la noche, y al otro día temprano partiríamos rumbo a Pamukkale.

domingo, 17 de julio de 2011

TURQUÍA – Día 4 – ESTAMBUL


El último día en Estambul, teníamos el día libre, pero también estaba la última actividad académica del Grupo de Viaje, consistía en unas charlas en la Universidad de Galatasaray. Durante el viaje, son obligatorias dos de estas actividades por cada integrante. Como yo ya tenía tres, decidí no ir para poder descansar un poco más y disfrutar de la comodidad de la cama.

Al levantarme, fuimos con unos compañeros en ómnibus hasta uno de los otros hoteles donde está el resto del grupo, y con otros amigos fuimos caminando hasta el estadio de fútbol del equipo turco Beksitas. Un lindo estadio, pero nada que envidiarle si lo comparamos con el Gran Parque Central. Intentamos entrar, pero no nos dejaron a pesar de mostrarles a los guardias de seguridad nuestros carnés de prensa. Sólo pudimos ingresar al museo donde aprendimos un poco de la historia de este equipo.

Mientras unos iban a los bazares a realizar sus últimas compras, yo me fui a mi hotel todo el largo trayecto caminando para aprontar las cosas para enviar a Uruguay mi cuarta y última encomienda. Por suerte la que mandé desde Hong Kong y Dubai, ya llegaron sanas y salvas, esperemos que la de Vietnam llegue, no importa cómo, pero que llegue.

Compré una caja, y me fui hasta el correo con la caja armada. Tras más de una hora, volví al hotel contento de que ahora en más, voy a estar con La Abanderada liviana. Grande fue la calentura cuando entro al dormitorio y me encuentro con un buzo y algunos souvenires. De todas formas no son cosas que no pueda cargar, pero hubiese preferido mandar todo lo que no voy a usar en Europa.

A la hora del café con leche, y a falta del mismo, salí con Javier, un amigo, a caminar y a sacar fotos de la ciudad. Fuimos hasta la torre que les comentaba en la primera publicación de esta ciudad, y subimos, pues dicen que desde esta torre medieval, se logra captar las mejores vistas de Estambul. Y vaya si se captaron. Desde allí se ven la Mezquita Azul y Santa Sofía del otro lado del Cuerno de Oro, así como también los bazares y otras mezquitas.


Seguimos caminando y caminando, pasamos por un puertito donde venden pescados, cruzamos el puente Galat, un puente muy pintoresco, pues por debajo del mismo se encuentran decenas de restaurantes con vista al Cuerno de Oro, o al Mar Bósforo, dependiendo del lado del puente en que uno se siente a comer. Arriba del puente, los vehículos, y personas pescando. Todo muy pintoresco.

Seguimos caminando, y llegamos al Bazar de las Especias, no entramos, pues ya habíamos mandado la encomienda y no queríamos comprar más cosas. Recorrimos sus alrededores, y al empezar a ocultarse el sol, emprendimos el regreso al hotel. Cruzamos el puente por el otro lado, y seguimos perdiéndonos entre las hermosas calles de Estambul.


Fue una larga y linda caminata, oficiando de despedida de estos paisajes ciudadanos que jamás olvidaré.

viernes, 15 de julio de 2011

TURQUÍA – Día 3 – ESTAMBUL


En este tercer día, realizamos el segundo city tour programado para seguir conociendo Estambul.

Fuimos a otra mezquita, pero esta vez, a una de las más importantes de la ciudad, la Mezquita Azul. Su nombre se debe a los miles de azulejos que revisten las paredes y las bóvedas internas. Cada vez que se entra a una mezquita, los devotos, se lavan los brazos, las manos, los pies y la cara; pero los turistas como nosotros basta con entrar descalzos. Problema que se ve reflejado, o mejor dicho problema que se huele, por el espantoso olor a pata impregnado en la hermosa alfombra. Claro está que es todo culpa de los turistas, puesto que los musulmanes prácticamente se bañan antes de ingresar para rezar.

Saqué un par de fotos, y salí como un despavorido para no contraer ningún tipo de hongos, y para evitar hacer arcadas. Pero pese a todo lo anterior, la mezquita es muy bonita.

De aquí nos fuimos a uno de los destinos más visitados de la ciudad, Santa Sofía. Su peculiaridad es que del Siglo IV al XV, fue una catedral patriarcal de Constantinopla, con la salvedad que en el Siglo XIII fue reconvertida en catedral católica por los Cruzados. Lo interesante, fue que tras la invasión otomana, se le hicieron reformas, transformándola en mezquita hasta el año 1931, a partir del cual es un museo.

En su momento, fue la iglesia más grande del mundo, ahora está en el cuarto lugar. Tiene unos frescos y unos mosaicos espectaculares, los cuales fueron tapados con cal por los otomanos, pues en una mezquita no puede haber referencias humanas en su estructura.

Cruzando la calle, se encuentra la entrada a la Cisterna de Yerebatan. Esto es como una cisterna gigante bajo tierra, toda forrada de piedra, con trescientas treinta y seis columnas de mármol que evitan se venga el techo abajo. Hay dos columnas que tienen su base la cara de Medusa, la diosa que según la mitología, si la mirabas a los ojos te petrificaba. Esta cisterna servía para acumular miles de litros de agua con que se abastecían en la antigüedad.

Hoy día obviamente no está llena, simplemente tiene no más de un metro de agua, en donde habitan algunos peces. Hay luces que iluminan las columnas, y una música de fondo que hace muy amena la visita a este lugar.

De aquí nos fuimos al Palacio Topkapi, donde vivieron los sultanes. Hoy día es un museo donde se exponen muchísimas cosas tales como un gran diamante de ochenta y seis quilates. Este palacio da hacia el Cuerno de Oro, y hacia el Mar de Mármara, con lo cual tiene una vista formidable desde sus terrazas.

Como último paseo del city tour, fuimos al Gran Bazar. Su nombre lo dice todo. Es realmente enorme, lo cual es muy difícil evitar perderse entre sus cincuenta y ocho calles con más de cuatro mil tiendas.

Una vez terminado el city tour, regresamos al hotel, y tras un baño, salimos nuevamente a caminar por la peatonal que nunca duerme, y como no puede ser de otra manera aquí en Turquía, cené un kebab.

TURQUÍA – Día 2 – ESTAMBUL


Nos levantamos temprano, y nos aprontamos para comenzar el primer city tour de esta hermosísima ciudad. El simple hecho de pasear por sus calles, ya es espectacular. La vista de las casas al otro lado del mar es muy linda, al igual que las callejuelas empedradas y angostas que predominan en la que supo ser la segunda capital del imperio romano, Constantinopla.

Con más de dos mil mezquitas desperdigadas por toda la ciudad, no podíamos dejar de visitar alguna. Por lo tanto, nuestra primera parada fue la Mezquita de Rustem Pasha, la segunda parada, la Iglesia de Chora.

Con las mezquitas me ocurrió lo mismo que con las pagodas y Budas en China y en Tailandia. Llega un momento, que si bien te impactan porque son obras inmensas, sentís que con ver sólo una, ya bastaría.

Luego nos fuimos al Museo Turco de Arte Islámico, en el cual no duré más de diez minutos, pues como ya les he comentado en más de una oportunidad, mi ansiedad impide apreciar un objeto por más de unos pocos segundos.

Lo interesante de esta ida a este Museo, fue que queda en una enorme plaza que en la antigüedad, en la época Bizantina, fue un Hipódromo. Y en el medio se encuentra un obelisco egipcio. Uno de los tantos que se encuentran desperdigados por el mundo. Éste, es el que faltaba en el Templo de Karnak, allá en Luxor. La sensación de saber que estuviste en el lugar desde donde trajeron semejante objeto, es inexplicable. Calculo lo mismo pasará cuando veamos en Paris, otro obelisco extraído del Templo del mismo nombre de la ciudad Luxor.

Después fuimos al Bazar Egipcio, o también denominado Bazar de las Especias. Aquí, es muy pintoresco ver, entre tantas cosas, cómo venden los diferentes condimentos, o mejor dicho, las diferentes especias.

También venden ropa, antigüedades, souvenires. Pero nada que envidiarle a nuestra querida feria de Tristán Narvaja. En este bazar nos divertimos mucho empleando el arte del regateo. Aunque con los turcos no es tan fácil, pues tienen un temperamento fuerte, lo que hace que se enojen mucho. Por ejemplo probarte una remera, y luego no comprarla, es algo que les ofusca en demasía.

Después de un tiempo prudencial como para no gastarse todo el viático en chucherías, nos fuimos rumbo a un puertito, que en realidad queda cruzando la calle del Bazar, para embarcar en un ferry que nos pasearía por el Cuerno de Oro, hasta llegar al Mar Bósforo, y encontrarnos entre dos continentes, entre Europa y Asia.

Mientras navegábamos, se veían grandes palacios de sultanes que gobernaron la ciudad en épocas del imperio otomano, así como también muros y torres de la antigua muralla de Constantinopla.

Una peculiaridad de estas aguas que bañan las costas de Estambul, es su rápida y peligrosa corriente. Siempre oleando, nunca se ve el agua chata ni mansa.

De regreso al hotel, nos aprontamos para salir a recorrer la peatonal, y mezclarnos con las cientos de personas que salen a comer y a tomar algo en los diversos bares y restaurantes de la zona. Cené otra vez kebab, y me fui a dormir con la panza llena, pero feliz de estar en una de las ciudades más lindas que he conocido.

miércoles, 13 de julio de 2011

TURQUÍA - Día 1 - ESTAMBUL

Llegamos a Estambul a media tarde, y tras hacer el check in, mientras muchos dormían después de un vuelo corto pero cansador, yo salí en solitario a caminar por los alrededores del hotel.

Si de algo estoy seguro, es que mi capacidad de asombro no tiene límites. Es que en las primeras cuadras ya pude vislumbrar la belleza de esta ciudad. Desde la vereda del hotel, se ve la ría llamada Cuerno de Oro. No es un río pues no desemboca en ningún lado, sino que su agua salada proviene del Mar Bósforo. Este mar, es el punto más estrecho entre el Mar Negro y el Mar Mediterráneo. Escribo esto, y ya no puedo creer estar entre estos mares tan conocidos a nivel mundial. Es que claro, estoy en Estambul. Ciudad que pertenece de un lado del Bósforo a Europa, y del otro lado al continente asiático.

No sé si fue mi hambre de empezar a ver ciudades europeas, pero Estambul, junto con San Francisco, han sido las ciudades más lindas que he conocido. Tanto que me atrevería a decir que en ambas ciudades no tendría problemas de vivir.

Me empecé a perder entre las empedradas calles de la ciudad y terminé desembocando en una torre medieval, ícono de Estambul. Las calles son muy pintorescas, llenas de barcitos, panaderías, verdulerías, entre otros comercios. Y no falta quien con un carrito vende cerezas, duraznos, hasta está quien vende castañas y choclos cocidos. Imagínense la mezcla de aromas que predomina en las calles. Parecería hipnotizar a uno y querer comerse de todo. 


Regreso al hotel, y resulta que a tan sólo tres cuadras del hotel, hacia una dirección que no había apostado a descubrir, se encuentra una de las peatonales más grandes del mundo, es la peatonal que nunca duerme. Por lo tanto después de ducharme, fuimos con unos amigos a conocerla.

Si me había sorprendido la cantidad de bares que había visto más temprano, ahora, casi me desmayo. Es que no sólo la peatonal está llena de bares y tiendas de ropa, sino que en las calles y callejuelas paralelas y perpendiculares a la misma también se encuentran todo tipos de bares y restaurantes. Son miles, y creanmé que no exagero. Grupos tocando el violonchelo, otros el saxo, otros la guitarra, y otros simplemente cantando. Hay una diversidad de estilos tan amplia que es imposible no encontrar el lugar que te guste y atrape.

Por supuesto que en esta zona estaba lleno de lugares de venta de una de las comidas más típicas de Turquía: el Kebab, eso que es un pan de pita relleno de verduras con trozos de pollo o de cordero. Comer aquí en Estambul es muy, pero muy barato. Es que se come rico y en abundancia por poco dinero. Por ejemplo estos kebab los podemos encontrar desde veinticinco pesos uruguayos.


Una peculiaridad es lo poco que hablan inglés, la inmensa mayoría sólo hablan turco y en los comercios nos hacemos entender por medios de señas, recordando viejos tiempos como cuando estábamos en China.

Volvimos al hotel, y todos con la sensación de estar en una de las ciudades más lindas de todas.

martes, 12 de julio de 2011

ISRAEL – Día 4 y 5 – TEL AVIV

En esta oportunidad, tuvimos los dos días libres para pasear y disfrutar de esta moderna ciudad, al mejor estilo europeo, acá se encuentra gente que habla español! Es que claro, Israel está compuesto por muchísimos judíos provenientes de todas partes del mundo, como por ejemplo de Latinoamérica.

Fuimos a la playa a bañarnos en el Mar Mediterráneo. Sus aguas cristalinas y frescas hicieron que me bañara por muchísimo tiempo, cosa que repercutió directamente en mi piel, pues al no ponerme protector solar, quedé bastante colorado, pero nada que me haya impedido dormir cómodamente por la noche.

A mitad de tarde subí al hotel para descansar un rato, y antes de que se oculte el sol, salí a caminar sólo, ya que el resto de mis compañeros seguían en la playa o durmiendo en el hotel. Fui caminando todo por la rambla hasta la ciudad vieja, llamada Jaffa.

La ciudad de Tel Aviv, tiene un increíble parecido a nuestro querido Montevideo. Es que su rambla es idéntica a la de Pocitos, hasta en una parte tiene pasto y las rocas para sentarse a tomar mate como en Kibón. Será por esto tal vez, que me gustó tanto esta ciudad. Realmente me vino una nostalgia en esa caminata como hacía mucho no me venía.

Por momentos me imaginaba ver a mi novia y amigos sentados por ahí esperándome para filosofar de la vida mirando el mar. Claro está, que aquí hablamos del Mar Mediterráneo, mientras allá del Río de la Plata. Creo que a Montevideo sólo le falta eso, un mar.

Empecé a volver al hotel cuando el sol, grande y redondo, empezó a ocultarse por detrás del Mar, destiñendo el azul en un hermoso naranja.

Antes de llegar a mi hotel, pasé por el hotel donde se encontraba otro grueso del grupo, para buscar a alguien que me acompañara a cenar. Fue así que Carlos, (el docente acompañante), bajó y fuimos a comer a un restaurante. Pero no a un restaurante cualquiera, sino que fuimos a uno donde el dueño es uruguayo, y su especialidad es el CHIVITO. Sí, después de algo más de cuatro meses, comí un exquisito chivito al mejor estilo uruguayo.


Debo sincerarme y decirles que no era mejor que el del carro del Pato (sólo los trinitarios sabrán a lo que me refiero), pero de todas formas lo disfruté como loco. Pero esto no termina acá. Para terminar la cena con todo el patriotismo posible, fui al supermercado y compré DULCE DE LECHE hecho en Israel, pero era, como dijera mi abuelo, “un manjar de dioses”.

El último día en Israel, tuvimos toda la tarde ocupada con una actividad académica en la Universidad de Tel Aviv. Tres personas muy importantes, expusieron diferentes temas. El primero de ellos, uruguayo, habló sobre “El Kibutz 100 años después. De la utopía socialista a la alternativa comunitaria”. Nos desasnamos sobre este estilo de vida que llevan algunos ciudadanos israelitas, viviendo en una especie de cooperativa, si bien no es que los miembros cooperan, sino que colaboran.


Es como una mini sociedad, donde cada miembro paga una cuota según sus ingresos, y se reparte por partes iguales dependiendo de la cantidad de hijos que tenga cada familia. Por lo general, los miembros trabajan dentro del Kibutz en diversas tareas, tales como agricultores, médicos, jardineros, entre otros.

Luego de esta charla, un historiador argentino expuso “Las realidades en el Medio Oriente”. Vaya si fue interesante esta conferencia. Aprendimos muchísimo tanto de esta zona, como de Israel propiamente dicho. Lo más apasionante fue cuando nos sumergimos en el tema de Israel-Palestina.

Por ejemplo, ¿sabía usted, querido lector, que Israel no tiene Constitución? Por lo tanto el gobierno de turno puede promulgar leyes, y éstas, no están controladas por un orden jerárquico superior. O peor aún, ¿sabía usted, que Israel se encuentra en Estado de Emergencia desde el año 1948?

La cuestión es que el mundo empezó a reconocer a Palestina como Estado. Como por ejemplo Uruguay, Argentina y Brasil. En Setiembre de este año, la ONU fallará por si es o no un Estado independiente. Por lo que sea cual sea su fallo, esta zona se verá nuevamente amenazada.

Este profesor argentino dejó en claro cual es su posición con respecto a este tema. Está totalmente en contra con el gobierno de ultra derecha que está gobernando Israel. Agradeció tener al Mar Mediterráneo como frontera occidental, pues si en lugar del mar, hubiese un país, sería otro problema, otro conflicto bélico.

Reconoce que las dos partes actúan mal, pues ninguna quiere ceder ni un poco. Por ejemplo, Palestina pretende recuperar la parte oriental de Jerusalén, quedando una ciudad totalmente dividida en dos. E Israel pretende tener todo el territorio posible perteneciente a Palestina.

En fin, nos quedamos todos con la sensación de que una hora con este profesor fue muy poco. Nos hubiese gustado haber seguido charlando con él durante muchísimo más tiempo.

Tras un receso, seguimos con otro uruguayo, en este caso economista del Banco de Israel y  asesor del gobierno, quien expondría el tema “Panorama macroeconómico de Israel”. Aquí aprendimos cuál fue y es la situación de la Balanza Comercial del país. Qué exporta, qué índice de pobreza existe, y cómo se combate. Entre otras cosas muy interesantes.

Por último, subieron al estrado tres estudiantes universitarios para contarnos cómo es la vida de un joven judío en este país. Fue una charla muy rica. Hubo un ida y vuelta muy fluido. Nosotros preguntábamos, y ellos también.

Aquí por ejemplo, cuando le preguntamos sobre el tema de Palestina, los tres vieron una salida optimista y pacífica a corto plazo. Todo lo contrario al historiador argentino.

Fue una gran jornada académica. Aprendimos muchísimo, y disfrutamos de las conversaciones con los estudiantes. En Turquía tendremos otra visita a una Universidad, esperemos sea de la misma calidad.

Después de seis horas, regresamos al hotel, y pese al agotamiento, fui caminando nuevamente a la ciudad vieja Jaffa, pero esta vez, con la compañía de cuatro amigos. Esta parte de la ciudad por la noche también es muy bonita. Las calles empedradas con sus bares iluminados le dan un colorido muy particular.

Al fin, en el hotel, descansamos para viajar al otro día hacia un nuevo destino. En esta oportunidad, hacia Turquía.

lunes, 11 de julio de 2011

ISRAEL – Día 3 – NAZARETH y HAIFA

En este día dejamos atrás la hermosa ciudad de Jerusalén o Jerusalem en inglés, para dirigirnos rumbo al norte, a la zona del Mar de Galilea, que en realidad es un lago. En la orilla del mismo, más precisamente en Tiberias, se encuentra una iglesia que se construyó en el lugar donde, según la Biblia, Jesús multiplicó el pan y el pescado para alimentar a miles de personas. Una iglesia sencilla pero bonita, con un profundo significado para los creyentes.

Seguimos camino hacia Nazareth, visitando en el camino las ruinas de Capernaum, ciudad que albergó a Pedro.

Al llegar a Nazareth, una ciudad pequeña, fuimos hacia la Iglesia de la Anunciación. Construida encima de la casa donde vivió María. En el muro que rodeaba dicha iglesia, habían imágenes de Vírgenes según cómo la representan determinados países. Fue así que encontramos a Uruguay.


Después nos fuimos a Haifa, una de las ciudades más lindas de Israel, situada en las orillas del Mar Mediterráneo. Aquí fue mi primer encuentro con este Mar, al principio, sólo contacto visual, luego fuimos a una playa, y logré mojar mis pies en él.

Pero en la ciudad hay un lugar muy lindo, los Jardines de Bahai. Son unos jardines ubicados en la ladera de una colina, desde donde hay una vista panorámica espectacular de la ciudad y del puerto.


Esta ciudad es una ciudad moderna, muy diferente a Jerusalem y a Nazareth. Me quedé con ganas de pasar más tiempo en esta ciudad que ya nos adelantaba lo cosmopolitas que son las ciudades de la costa mediterránea. Cosa que reafirmaríamos al arribar a Tel Aviv.

domingo, 10 de julio de 2011

ISRAEL - Día 2 - JERUSALEM

Este día fue muy especial, pues haríamos el recorrido que realizó Jesús hasta su lecho de muerte. Con un inmenso respeto hacia mis compañeros creyentes, tomé el paseo ponderando la historia y los acontecimientos allí perpetrados.

Realmente admiro a las personas que tienen tanta fe, y creen tanto en una religión. Lo comenté al ver en Varanasi a cientos de hindúes haciendo sus ofrendas, y lo reafirmo ahora al ver a los judíos ultra ortodoxos, a los católicos, y a los musulmanes. Verlos rezar con tanta convicción genera la necesidad de preguntarse hasta dónde uno no está equivocado al no creer en milagros, ni en Vírgenes Marías, ni en piedras veneradas, ni en vacas sagradas.

Empezamos el día dirigiéndonos al Monte de los Olivos, donde arrestaron a Jesús. Desde allí se aprecia una hermosa vista de la ciudad vieja, con su muralla y la famosa cúpula dorada.


Después de esta vista panorámica de la ciudad, que luce un llamativo color blanco por una ordenanza municipal de cubrir todas las fachadas con piedra caliza, nos fuimos a recorrer la propia ciudad vieja.

Empezamos por el Muro de los Lamentos, que no es más que lo que quedó en pie del muro occidental de la muralla una vez que los cruzados atacaron esta zona. La razón por la cual los judíos rezan pegados al muro es porque es el lugar más cercano a la cúpula dorada, donde se levantó el primer templo judío. Pero se preguntarán por qué no van allí a rezar y listo. El problema es que en realidad, la cúpula dorada es un gran cofre que oficia de protección a la "Santa Roca" que después de La Meca y Medina, es la piedra más sagrada para el islam. Es que se dice que Mahoma subió al cielo desde este lugar. Por esta razón, los judíos no tienen acceso a la cúpula dorada, rezando desde el otro lado del muro.

Sé que es muy complicado de entender, pero así es Israel. Muchas culturas, muchas tradiciones, muchas religiones que se mezclan y convergen en un mismo lugar. Esto es lo apasionante de este país, quien aún lucha por una identidad absoluta y totalmente definida.


Seguimos el paseo por la Vía Dolorosa o también conocida como la Viacrucis. Recorrimos el mismo camino que realizó Jesús desde que fue interrogado y posteriormente condenado por Poncio Pilatos, hasta su crucificación y posterior resurrección. Todo el recorrido se divide en quince estaciones, nueve a lo largo del camino, y las restantes se encuentran dentro de la Iglesia del Santo Sepulcro.


La estación uno era justamente donde fue condenado. La dos es donde Poncio Pilatos muestra a Jesús al pueblo. La tercera, rememora la primer caída causada por el agotamiento de las torturas y de la pesada cruz. La cuarta, conmemora el encuentro entre Jesús con su madre a pesar de que dicho acontecimiento, no aparece en los textos canónicos. La quinta, es donde Simón carga por Jesús la cruz. La sexta estación es donde Verónica le seca el sudor y la sangre de la cara con un pañuelo de seda. La séptima representa la segunda caída. La octava donde se supone que Jesús encontró a las "piadosas mujeres". La novena es donde se cayó por tercera vez. 

Debo mencionar, cómo la Vía Dolorosa se ha visto espantosamente perjudicada, o mejor dicho estropeada por permitir que en ella, existan todo tipo de comercios. No sólo de venta de souvenires, sino también desde tiendas de ropa, hasta jugueterías y carnicerías.
Las siguientes estaciones se encuentran representadas, como mencionaba anteriormente, dentro de la Iglesia del Santo Sepulcro, donde ocurre la muerte de Jesús. Allí se encuentra la piedra donde fue tendido su cuerpo ya sin vida.


Siguiendo el paseo del día, dejamos territorio israelí, para dirigirnos a Belén, ciudad situada en territorio palestino. Antes de pasar el enorme muro que separa un estado del otro, los guías, no podían pasar pues eran judíos, por lo que del otro lado, nos esperaban otros nuevos guías. Se preguntarán por los choferes de los ómnibus que seguían siendo los mismos. Pues nacieron en la parte oriental de Jerusalem, antiguamente Palestina, con lo que tienen el paso permitido.

En Belén fuimos a la iglesia que se irguió encima del lugar donde supuestamente nació Jesús. Digo "supuestamente", porque también se discute que nació en Nazareth. Allí, a pesar de mi falta de fe, pero con el respeto que se merecen quienes sí la tienen, bendije dos rosarios que compré para regalar a dos personas muy creyentes.


Estando de este otro lado del muro, aprovechamos para preguntarle al guía palestino qué pensaba del conflicto con Israel, y nos comentaba que es algo que jamás terminará, puesto que ninguna de las dos partes, quiere ceder aunque sea un milímetro de territorio.

Terminamos la visita, nos despedimos de Palestina, y volvimos al hotel en Jerusalem. Después de una larga jornada, cargada de espiritualidad para algunos, y de sólo historia para otros, nos fuimos a descansar, con la mente aún sorprendida por los lugares conocidos durante el día.