sábado, 3 de septiembre de 2011

RUSIA – MOSCÚ


Llegamos a Moscú por la mañana, tras hacer el check in en un hotel que fue expresamente construido para los Juegos Olímpicos de Verano del año 1980, nos reunimos todos para hacer nuestro primer paseo por la ciudad. El mismo consistía en conocer el famoso metro de Moscú, y con él, algunas estaciones o paradas.

Muchos se preguntarán el por qué se recorre este transporte público como atracción turística. La razón es muy sencilla. Las estaciones del metro son palacios subterráneos, muchas de las cuales se encuentran a cien metros bajo tierra, y están o mejor dicho estuvieron, preparadas para transformarse en búnkeres.

La primer línea del metro se inauguró en 1935, hoy día, son doce líneas a lo largo y ancho de la ciudad.

La expresión de que son palacios subterráneos, radica en que los altos mandos bolcheviques, mandaban a hacer estos hermosísimos decorados pues para que el pueblo también gozase del privilegio de semejante lujo al ir y volver del trabajo.


Se ven estatuas, mosaicos, frescos, hermosísimas lámparas, arañas, mármol, bronce, etc. Cada habitante de Moscú tiene una estación de metro preferida. Es que la vida del moscovita gira en torno al metro. Recuerden que el verano aquí dura solo unos pocos meses, luego el invierno hace que la población se reúna en las estaciones, en vez de en un café en la superficie.

Cada estación es diferente a otra, una en particular, está repleta de estatuas de bronce en tamaño natural de soldados. Hay tres soldados que sostienen un perro, y cada persona que pasa por allí, le toca el hocico al can para la buena suerte, de más está decirles que el hocico brilla muchísimo. Era muy cómico detenerse a ver como cada uno que pasaba lo hacía.

Una peculiaridad es la limpieza del metro pese a los millones de personas que utilizan diariamente este medio de transporte público.


Pero no todo es positivo en esta red de transporte. Está mal señalizado, o mejor dicho poco señalizado, lo que hace que no sea tan sencillo moverte por esta vía si no se sabe leer cirílico. Tal vez se peca de vanidoso si comparamos este metro con el de Londres. Pero el de la capital inglesa era muy fácil de utilizar, y sus estaciones estaban mucho más cercanas. Claro está que las dimensiones de ambas ciudades no tienen nada que ver una con la otra. Si seguimos con la comparación, en Londres, moverte en metro era carísimo, y aquí en Moscú baratísimo.

La capital rusa fue hace un par de años considerada la ciudad más cara del mundo. Cosa que no nos pareció en absoluto. Es que lo que sí es muy caro es el metro cuadrado de la vivienda, pero para un turista, que poco le importa el precio del metro cuadrado, es muy barato pasear por Moscú.

Luego de recorrer algunas estaciones del metro, fuimos al circo de la ciudad. No se imaginen una carpa, pues no la había. Era como una especie de teatro, donde se apreciaba a verdaderos atletas realizando diversos tipos de acrobacias, así como también encontrábamos a los infaltables payasos. Algo que no me gustó del circo son las actuaciones de los animales. Había chimpancés, camellos, caballos, tigres y leopardos.

Pensar que vi monos en su hábitat natural allá en la selva de Sumatra en Indonesia, y ahora los veía haciendo el ridículo frente a cientos de espectadores.

Terminado el espectáculo, nos fuimos a uno de los íconos más importantes de Rusia y del mundo. Nos dirigimos a la Plaza Roja, rodeada por la Catedral de San Basilio, el Kremlin, el Museo Nacional de Historia, y el GUM (uno de los centros comerciales más grandes del mundo).

No les puedo explicar las sensaciones experimentadas al caminar por allí. No podía creer estar en ese punto del planeta. Cuánta historia, cuánto respeto.

A esta altura ya era de noche, y la Catedral de San Basilio, captaba toda la atención. Es que sus coloridas cúpulas se encontraban ahora iluminadas, lo que ocasionaba que los colores resaltaran extraordinariamente. Nos quedamos largo rato disfrutando y aprovechando de esta oportunidad de estar allí. De más está decirles que se me vinieron a la mente muchísimas personas a las cuales aprecio, quiero y amo un montón.


No puedo dejar de contarles que en el medio de la plaza se encontraba un gigantesco escenario, pues en la semana entrante, se realizaría un concurso de bandas militares de diversas nacionalidades. Esto impedía obtener una vista panorámica de la plaza de una punta a la otra, pero de todas formas la energía captada era la misma, y la felicidad no disminuía.

Al otro día volvimos a ir de nuevo a la Plaza Roja para apreciarla esta vez con la luz del sol. Realmente, al haberla visto por la noche, ahora de día no nos llamaba tanto la atención. Obviamente que verla te causa mucha gracia, pues parece un castillo de una torta de cumpleaños más que una catedral, con el respeto que se merece el culto.

Fuimos a otra catedral muy pintoresca, a un parque donde se encuentra un Monasterio, paseamos mucho por la ciudad.

Otro día entramos al Kremlin, lugar fortificado, sus murallas tienen un estilo particular, parecidas a las construcciones de Florencia en Italia, es que sus arquitectos fueron traídos por los zares rusos justamente desde Italia.

En el Kremlin se encuentra la residencia oficial del presidente de Rusia, numerosos cuarteles militares, como así también catedrales con cúpulas doradas. De más está decirles que no todo está abierto al público.

No colmó todas mis expectativas esta entrada, me esperaba algo distinto. Tal vez sea la belleza que hay en las inmediaciones, que engañan a uno con que el interior debiera ser aún más espectacular.

Del lado de afuera de la muralla del Kremlin, se ve el mausoleo de Lenin, al cual no entré, pues siempre encontraba algo para hacer, y lo iba posponiendo. Cuestión que cuando me decidí a ir, ya estaba cerrado, y ya no insistí en ir algún otro día.

También, sobre otro lateral de la muralla se encuentra el monumento al Soldado Desconocido. Su llama eterna simboliza el permanente recuerdo de aquellos que dieron su vida, y que murieron sin nunca ser encontrados o identificados.

Allí se hace el cambio de guardia. Es gracioso ver cómo caminan los soldados cuando realizan dicho cambio de guardia. Le llaman paso de ganso. Lo anecdótico es que este tipo de paso era el que hacían los soldados comandados por Hitler.

Algo que también describe un poco la idiosincrasia de los rusos es lo que les pasaré a contar.

Un amigo del grupo, conoció a una rusa hace ya varios meses atrás, en su visita a Bali. Se mantuvieron en contacto, se volvieron a ver en Ámsterdam, y ahora se reencontrarían nuevamente en su ciudad natal Moscú. Se comunicaban solamente en su precario inglés, y el infaltable lenguaje de señas.

La cuestión es que este amigo cumplía años, y salimos a festejar. Pero no fuimos a cualquier lugar. Su “amiga”, había reservado una mesa en un pub y allí iríamos a festejar el cumpleaños. Éramos cuatro compañeros del grupo, la rusa, unas amigas de ella más el novio de alguna.

Nos fueron a buscar a una estación del metro, y nos encontramos con el resto en el pub. Hablaban muy poco inglés, con lo que se nos dificultaba la comunicación, pero de apoco empezamos a entrar en confianza y comenzamos a soltarnos más, y las palabras fluían con mayor facilidad.

Pero lo que quiero explicar es justamente lo calurosos que son los rusos. Todas, le hicieron un regalo. Hasta el novio de una de ellas le llevó un regalo. Fue una grata sorpresa para nuestro amigo, pero también para nosotros, porque estábamos compartiendo e intercambiando culturas en un remoto pub de Moscú.

Pese a ver a los rusos serios, caminando en la calle con los hombros hacia atrás, la frente en alto y el pecho inflado, son personas que cuando uno se relaciona, puede verlos más claramente, y apreciar su calidez y simpatía.

Uno de los últimos días fuimos al memorial de la victoria de la Segunda Guerra Mundial. Es impresionante la magnitud de la plaza, y del museo que está allí. Tuvimos una charla muy larga y disfrutable por parte de nuestro guía. Una linda manera de terminar nuestra estadía en Rusia.


Entramos al museo, nos impactaron bastantes las armas que se veían allí, y muchos objetos que a lo largo de los años se han encontrado en campos que fueron escenarios de sangrientas y horrendas batallas.

Por último fuimos a un parque enorme, allí vimos una feria de flores y plantas, juegos para niños, una fuente hermosísima, y mucha gente aprovechando el día.

Me voy de Rusia, conociendo mucho más no sólo a las personas, sino también dándole un sentido a toda la historia estudiada durante tanto tiempo.

Este país, le ha demostrado al mundo que el capitalismo como planteaba Adam Smith, no es óptimo, así como tampoco, con la experiencia de años de comunismo, ha demostrado que lo que planteaba Marx y Engels tampoco es viable hoy día.

Se podría decir que Rusia es capitalista sin democracia. Por más que suene loco, creo no es apresurado definirlo de esta manera. Algunos dicen que en breve, se viene una nueva revolución. Otros se conforman con el hecho de vivir bien a pesar de que los grandes mandos se lleven la mayoría de la torta para sus propias arcas.

El próximo año, en el 2012, habrá elecciones sin un partido fuerte de oposición. Existe uno, de un jugador de ajedrez, que no lo han matado justamente porque es muy famoso. Pero le impiden hacer campaña política por el país, pues ningún hotel quiere hospedarlo por miedo a represalias por parte del gobierno actual.

La mafia rusa sigue existiendo, también la KGB. Basta con recordar a aquella persona que envenenaron con radiación y murió internada en Londres.

Dijera Mao Tse Tung, “estoy señalando la luna, no miren mi dedo”, es decir que yo no estoy dando ningún juicio de valor, sólo menciono lo que la breve vivencia y lo poco que pude aprender estando en este país, me capacita contar y compartir.

Rusia es un gigante que sigue creciendo, siendo un país europeo para los asiáticos, y asiático para los europeos.

Este destino ha sido uno de los puntos altos de todo el viaje, le agregó un toque académico altísimo aparte de lo turístico propiamente dicho.

Ahora un día en Kotka , Finlandia. Otra vez asado a la parrilla, y al otro día comenzar nuevamente en camioneta nuestra recorrida por Europa. Próximo destino: Estonia. Hasta entonces.

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