miércoles, 28 de septiembre de 2011

CROACIA – SPLIT

Entramos a tierras croatas, y las verdes montañas de Bosnia y Herzegovina, pasaron a ser en Croacia, más áridas y amarillentas. Unas rutas en mal estado formaron parte del camino hacia Split. En un momento al fin llegó la autopista que parecía recién terminada.

Llegamos a este balneario de tardecita. Fuimos a un hostal que habíamos visto en internet, y salimos a recorrer el pintoresco puertito que quedaba a unas pocas cuadras del hostal.

En el centro histórico en el que nos encontrábamos, caminar por esas angostas peatonales de piedra hacían que el sólo hecho de caminar, sea muy disfrutable y placentero. Por momentos nos parecía estar caminando por Mykonos o por Santorini allá en Grecia.

La comida en Croacia es bastante barata, ahora ya estaba terminando la alta temporada de verano, y nos podíamos dar el lujo de comer en la rambla, claro está que nunca en un restaurante con servilletas de tela. Siempre en lugares donde las servilletas son de papel, y en lo posible donde se come con la mano. Es que no se necesita demasiada experiencia de viaje para darse cuenta que en ese simple detalle, hay decenas de euros de diferencia.

Estuvimos hasta tarde disfrutando de Split. Hasta que nuestro cuerpo nos exigió ir a dormir.

Al otro día, nos iríamos rumbo a Ljubljana, capital de Eslovenia. Pero para llegar allí, debíamos atravesarnos de sur a norte todo el territorio croata, con lo que a Pablo se le ocurrió ir por la Ruta 8, pues va por la costa, y allí podríamos parar en algún pueblito, además de obtener una hermosa vista del Mar Adriático.

Nos levantamos temprano, bajo con La Abanderada (que ya sea dicho de paso, está cada vez más linda con tanta bandera) en mi espalda, y cuando llego al lugar donde habíamos dejado estacionado el auto, este no estaba! El corazón parecía que se me iba a salir del pecho, pero como éramos concientes de que habíamos aparcado en un lugar no permitido, me imaginaba que no había sido robado, sino guinchado.

Es verdad, tentamos la suerte. Es que pensamos que el guinche no trabaja de noche, pero nos olvidamos que sí pueden empezar su jornada laboral temprano en la mañana, y que las nueve era una hora bastante probable para chequear la zona turística.

La cuestión es que tras averiguar en un comercio, obtuvimos la dirección y el teléfono del posible lugar donde el auto se encontraría. Primero queríamos asegurarnos que el auto estuviese allí, antes de gastar en un taxi hasta la periferia.

Tras averiguar, efectivamente allí se encontraba, y fuimos a buscarlo, con miedo de cuánto sería la multa. Por suerte no era nada exorbitante, y después de tan solo una hora en vueltas, salimos en busca de la ruta 8 rumbo al norte.

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