lunes, 19 de septiembre de 2011

ALEMANIA – BERLIN - Parte 2

En 1945 llegó el ejército rojo y tomó la ciudad. Hitler, el 30 de Abril se quitó la vida en su bunker al ver su inminente derrota. A dicho bunker no se puede acceder para que no sea una especie de santuario para los neo nazis existentes.

Dos años después, en los juicios de Nuremberg, fueron enjuiciados los oficiales nazis, pero el pueblo alemán reclama que quienes ordenaron los bombardeos de los aliados que mataron a más de dos millones de civiles en Berlín, nunca fueron siquiera cuestionados. Si pensamos en cifras frías, en Auschwitz murieron casi un millón y medio de personas.

Hoy día en Alemania, hay un partido, NPD, que aún sostiene la ideología de Hitler, y si bien está prohibido hacer propaganda pro nazi, no está prohibido hacer propaganda política. Así fue como vimos carteles increíbles en el que se encuentra el líder político del NPD en una moto, con una leyenda de “dale gas”. Es increíble, pero cierto.


En fin, al otro día realizamos el city tour gratuito, paseando por lugares que aún no habíamos visto.

Uno de los puntos más impactantes al que fuimos en el tour, fue al Check Point Charlie. Este es uno de los pocos puntos a lo largo de los ciento cuarenta y cuatro kilómetros por donde se podía pasar de un lado a otro del Muro. Obviamente con autorización previa.

¿Pero cómo surge el Muro de Berlín? Al culminar la Segunda Guerra Mundial, se reparten Alemania entre la URSS, Inglaterra, Estados Unidos y Francia. La mitad que queda hacia el  este queda para la URSS, y la otra mitad occidental se la reparten entre las otras tres potencias. El problema surgió en que Berlín, ciudad estratégica, quedó en territorio soviético, con lo que la dividieron en dos, pero el tema era que muchos de lo que estaban de la parte comunista, emigraban para la parte capitalista, con lo que muchos años después, en 1961 se empezó a levantar este doble muro dejando incomunicado la parte occidental de la ciudad con la otra mitad capitalista de Alemania. Esta incomunicación, la supieron sortear gracias al puente aéreo.

El Check Point Charlie que estábamos viendo en vivo y en directo, fue testigo de unas de las horas más tensas de la Guerra Fría. Tan tensa, que el mundo ya esperaba la Tercer Guerra Mundial, con el aditivo de que las potencias ahora ya contaban con armas nucleares. De ambos lados de este punto, se instalaron poderosos tanques apuntándose unos a otros. Por suerte no fue más que un susto, y el conflicto seguía entre la puja del comunismo o el capitalismo, y en la carrera espacial.


Tocar el muro con nuestras propias manos, era una sensación muy extraña. Pensar que familias quedaron divididas por veintiocho años; que muchos perdieron la vida por intentar pasar para el otro lado.

Recuerdo lo apasionante de estudiar en el liceo allá en Trinidad este tema del muro. Estudiando no nos entraba en la cabeza como con un simple muro se podía dividir tanto. Claro está, que no era tan simple como uno pensaba en aquella época de adolescente.


Es impresionante la cantidad de memoriales y de información que se encuentra cerca del muro. Incluso, en las partes donde ya el muro no está, se deja constancia de su cicatriz por medio de unos adoquines incrustados en el suelo.

Terminamos el tour con anécdotas de cómo se tira el muro aquella noche del nueve de Noviembre de 1989. En un discurso de que se tenía pensado permitir el tránsito de personas de un lado al otro, un periodista le pregunta al vocero soviético desde cuándo se iba a permitir el cruce, y como el vocero no había asistido a la reunión en la que los altos mandos soviéticos confeccionaron el discurso, no sabía cuándo se iba a implementar dicha política, y le responde que a partir de ese mismo momento.

A partir de ahí, todas las radios y canales del mundo transmitían este hecho histórico a diestra y siniestra. La gente se empezó a aglomerar en las plazas, y a lo largo de todo el muro.

Un taxista, padre de una amiga de nuestra guía, trabajó toda la madrugada llevando gente de un lado a otro del muro. Después de tanto tiempo iba y venía celebrando con cada persona que cruzaba. Al llegar a su casa, borracho, despierta a su mujer y le cuenta lo que había pasado, obviamente que la mujer no le creyó, hasta que se levantó al otro día y miró las noticias.

Luego del tour gratuito, fuimos a algunos museos, uno de los cuales quiero compartir con ustedes por lo impactante.

Resulta que debajo del Memorial del Holocausto que les comentaba en la publicación anterior, se encuentra el Museo del Holocausto de entrada gratuita.

Empezamos a leer y a reafirmar lo que ya veníamos informándonos desde varios destinos atrás. Vimos fotos impactantes como una que te hace cuestionar hasta dónde es capaz de llegar la frialdad y la crueldad del ser humano. Esta foto constaba de dos oficiales alemanes que acababan de fusilar a decenas de mujeres desnudas. Pero justo se capta en la foto que una mujer sobrevivió, y arrastrándose con sus codos intenta escapar del disparo que uno de los oficiales está a punto de efectuar.


Imagínense esos segundos lo que deben haber sido para esa mujer… sin palabras.

Pero la bofetada del K.O. me la terminó de dar una sala en la cual se exponían cartas que escribieron algunas víctimas del Holocausto. Pero hubo una que quiero compartir con ustedes, que me dejó sin fuerzas como para seguir viendo el Museo, y después de un rato reflexionando sobre el hecho de estar vivo, me fui.

Esta carta fue dictada por una niña de doce años a su madre que iba escribiendo lo que la niña le decía.

“Querido Papá! Estoy diciéndote adiós antes de morir. Nos gustaría tanto seguir viviendo, pero ellos no nos lo permiten y moriremos. Estoy tan asustada de esta muerte, pues los niños pequeños son lanzados vivos dentro de hornos. Adiós hasta siempre.”


¿Cómo seguir escribiendo después de esto? Sólo decirles que el cuarto y último día, fuimos al Estadio Olímpico inaugurado en el año 1936 con Hitler al mando de Alemania. Este estadio ofició de cede para la final del Mundial de Fútbol en el año 2006.

Tras registrarnos como periodistas, nos permitieron el acceso, y pudimos pasear por sus instalaciones.


Culminada nuestra visita a esta hermosísima e impactante ciudad, emprendimos viaje hacia Munich. A cien kilómetros de llegar a la capital de la October Fest, paramos en un punto P para dormir, y llegar al otro día temprano a dicha ciudad.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario