domingo, 7 de agosto de 2011

PARIS


En estos cinco meses que llevo viajando, he viajado muchas horas en ómnibus, pero nunca en uno tan incómodo como el que nos trasladó de Londres a Paris. Muchos se preguntarán cómo hicimos para viajar en ómnibus entre estas ciudades, si no existe un puente entre Inglaterra y Francia. Pero el tema es que hace algunos años, se construyó un túnel por debajo del Canal de la Mancha, y por allí cruzaríamos.


Como si no bastara saber que viajábamos bajo tierra, teniendo por encima toneladas de agua, para hacer más claustrofóbico el viaje, les pasaré a contar cómo viajamos los treinta y cinco minutos que demoramos en cruzar el túnel.

La cuestión es que yo pensaba que había una ruta, pero sólo se pasa en tren, con lo que el ómnibus se introdujo en una especie de vagón muy angosto de unos quinientos metros de largo, y allí se iban llenando uno atrás del otro. El ómnibus obviamente apagó su motor, con lo que el aire acondicionado dejó de funcionar, y el aire empezó a escasear, o al menos a mi me parecía. Traté de concentrarme y empecé a respirar profundo para no entrar en pánico y lograr que el trayecto sea lo más ameno posible.

En fin, llegamos con lluvia a Paris, a la estación de este ómnibus que no sabíamos dónde quedaba, así como tampoco sabíamos cómo hacer para llegar al hotel. Preguntando se llega a todos lados, pero en Paris se dificulta, ya que la mayoría de las personas, con mala cara hacen el mínimo esfuerzo para ayudarte, claro está que siempre existe la excepción.

Bajamos al metro, y allí había un mapa que nos ayudó bastante, es que nosotros no teníamos ni siquiera un mapa de la ciudad. Hicimos cola para sacar los boletos del metro, pero aceptaba sólo monedas, y nosotros no teníamos. Tras la negativa de todos los comercios de la terminal de darnos cambio, por suerte nos encontramos con algunas compañeras del grupo que dormitaban tiradas en el piso, y Merchu, nos dio cambio. (Merchu acá te nombré!).

Después fue la pericia de encontrar el hotel, pero después de casi una hora y con la ayuda de los mapas que hay en las paradas de ómnibus, dimos con el hotel.

Para ganar días, pues necesitamos llegar a Finlandia el 24 de Agosto, para entrar a Rusia con el Grupo, decidimos modificar el itinerario y sólo pasar una noche en Paris, y al otro día, al retirar la camioneta, irnos inmediatamente hacia Bélgica para comenzar nuestra vuelta por Europa.

Pero como teníamos un día en esta enorme ciudad, fuimos a ver lo más típico, la Torre Eiffel. Empezamos la caminata, por suerte ya no llovía más, y comenzamos a disfrutar de estas calles parisinas.

Al enfrentarnos con este icono tan característico, la felicidad era enorme. En mi caso, era la segunda vez. La primera vez que había estado allí fue hace siete años, y creanmé que valoré muchísimo esto de poder estar allí nuevamente.


Los chiquilines subieron hasta lo más alto, pero yo no lo hice, pues lo haré cuando visite nuevamente la ciudad con mi novia, dentro de dos meses.

Luego seguimos caminando por los Campos Eliseos, hasta ver ahí nomás, el Arco de Triunfo.

Luego a mitad de tarde, volvimos al hotel, pues estábamos extremadamente cansados, tal es así que mientras esperaba a los chiquilines que subieran a la Torre Eiffel, me quedé dormido en un banco cercano.

Aprovechamos el wi fi del hotel, y descansamos hasta el otro día. Día en el cual con Santiago fuimos a buscar la camioneta, un Renault Grand Scenic cero kilómetro. Bromeábamos con que tal vez sea la única vez que tengamos el placer de manejar un cero kilómetro, pero esperemos que después de muchos años de extremo trabajo logremos darnos el gusto. Aunque claro está, que personalmente tengo otras prioridades antes de tener un auto.


En el mismo lugar que lo retiramos, había una estación de servicio. Fuimos a cargar gas oil, no fueron más de cincuenta metros que Santiago se come un cordón de medio metro de alto, rayando íntegramente la punta del guardabarros. Pero debo reconocer que un error lo tiene cualquiera, incluso a todos ya se nos ha apagado en alguna oportunidad el auto.

Pasamos por el hotel a levantar a Jota y a Pablo, cargamos los petates, y nos fuimos en busca de utensilios de camping. Indecisión iba, indecisión venía, y allí nos encontrábamos los cuatro viendo que nos convenía más. La principal discusión era si comprar dos carpas para dos personas, o una carpa de uno para cada uno. Perdí por votación, y nos terminamos comprando carpas separadas. No sólo ocupan más espacio en la camioneta que ya nos está quedando justa, sino que también en los campings, te cobran por persona, y por carpa.

Pero lo hecho, hecho está, y hay que seguir mirando para adelante, por eso estas dos noches que han pasado, no hemos ido a campings, y nos hemos quedado durmiendo en estacionamientos en la calle, dos en el auto, y dos arman carpa. Pero esto será historia de Bélgica, nuestro siguiente destino.

1 comentario:

  1. Hola Juanchi, soy Emilie (tía del Chelo) estoy leyendo con un poco de atraso, estaba dedicada a mi hermana y cuñado que viajaron a Paris a donde esta otra de mis hermanas y se encontraron con Marce.
    Pero leyendo me he visto sorprendida que tenes que presentar a un compañero como el único hincha de Danubio del grupo, sera casualidad, porque somosssss muchosss los hinchas de DANUBIO
    Que mala suerte que no tengas más buenos compañeros hinchas del glorioso Danubio.
    Me alegro que sigas disfrutando el viaje y me causa gracia los sustos que te llevas con los cambios de horarios o los viajes bajo tierra, por suerte los podes solucionar.
    Hasta pronto.

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