lunes, 8 de agosto de 2011

BÉLGICA – BRUJAS


Debo empezar esta publicación, presentándoles a un integrante nuevo de la camioneta, que nos acompañará por nuestra vuelta por el viejo continente. Es que veíamos que entre cuatro hombres al volante, siempre viene bien la opinión y los consejos de una mujer. Por lo tanto, incorporamos a Mariela, ella es argentina, y sólo habla cuando necesitamos de su ayuda, aunque a veces se enoja cuando le erramos de camino, pero al no tener equipaje, hace que sea aceptada entre este grupo masculino.

Fue así que tras hacernos amigos de Mariela, salimos de París rumbo al norte, más precisamente hacia Brujas, un pueblito muy pintoresco de Bélgica. Acá en Europa, las ciudades saben mantener su arquitectura del medioevo, conjugándolo con toques modernos. Se pueden ver ciudades estéticamente viejas, pero muy avanzadas en todos los aspectos.

Llegamos a Brujas a media tarde, y lo primero que hicimos fue buscar un camping en la ciudad. Mariela, que se conoce todo Europa, nos ayudó a encontrar uno. Pero lamentablemente estaba lleno, entonces decidimos que esa noche dormiríamos en la calle, pero debíamos encontrar un estacionamiento adecuado para poder armar aunque sea alguna carpa. Fue así, que en las afueras de la ciudad, encontramos uno perfecto, ya que no era muy oscuro como para temer de algún asesino serial de estudiantes uruguayos, ni tampoco tan iluminado como para que nos vea todo el mundo.

Después de reconocer lo que sería nuestra casa, le pedimos a nuestra nueva compañera que por favor se acuerde de ese lugar, pues era temprano, y queríamos conocer algo de la ciudad antes de acostarnos.

Fuimos a la plaza principal de la ciudad, el sol ya se había empezado a ocultar, y las luces comenzaban a prenderse. Las casas que rodean la plaza son realmente muy particulares, típico de los países como Bélgica y Holanda. Caminamos y recorrimos las callecitas de adoquines. Fuimos a una zona de barcitos, donde nos encontramos con compañeras del Grupo. Es muy lindo irse encontrando con amigos, pues hacen pensar que el Grupo aún no termina.


Ya cansados, utilizamos el baño de un restaurante de comida rápida antes de ir hacia nuestra humilde casa. Llegamos, nos fuimos al fondo del estacionamiento, pusimos el auto en posición transversal para tapar la carpa de Santiago y de Jota, mientras Pablo y yo, reclinábamos el respaldo de los asientos de adelante para dormir cómodamente.

Estaba todo pronto, carpas armadas, colchones inflados, tapa ojos puestos, cuando de repente sentimos una camioneta que para detrás del auto. Miramos, y era la policía. Qué susto! Nos quedamos petrificados, hasta que Santiago y Jota fueron a hablar con ellos. Nos preguntaron qué estábamos haciendo, y muy inteligentemente Jota les dice que veníamos manejando desde muy lejos y que estábamos muy cansados, y que antes de tener un accidente, dormiríamos un rato para seguir viaje. Entonces al ver que sólo era de pasada, que no nos quedaríamos a vivir allí, nos dijeron buenas noches y listo.


No lo podíamos creer, la policía nos había autorizado a dormir en ese estacionamiento. A pesar de todo, no fue tan fácil dormir, pues no dejábamos de estar en la calle. De todas formas, nuestro cansancio obligaba a cerrar los ojos, y dormir plácidamente.

Muy cómodo el auto, y los chiquilines durmieron muy bien en sus respectivas carpas. Temprano, antes de que la gente empezara a circular en demasía por ahí, levantamos campamento y nos fuimos nuevamente al centro de la ciudad.

Se imaginarán que a las ocho de la mañana, no había nadie. Sólo Brujas y nosotros. Disfrutamos mucho de ese lugar. Utilizamos el carné de prensa para subir a una torre que queda en la plaza, desde donde se obtiene una vista espectacular de toda la ciudad.


Caminamos por aquí, caminamos por allá, y al ver que ya no había mucho más por conocer, decidimos irnos hacia Bruselas, capital de Bélgica. Ya pasado el mediodía, la cantidad de turistas era muy numerosa, y nosotros con la ayuda de Mariela, dejábamos esta hermosísima ciudad.

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