miércoles, 24 de agosto de 2011

FINLANDIA – HELSINKI


Antes de contar mi breve pasaje por esta pequeña ciudad, que es la capital de Finlandia, debo contarles en unas pocas líneas lo que fue el viaje de quince horas en ferry.

Subimos al ferry con el auto, sacamos todas las cosas necesarias para pasar una noche en los cómodos camarotes con cuchetas, y nos aprontábamos para pasar una noche tranquila. Pero resulta que el barco de ferry no tiene nada, se parece más un crucero que otra cosa. Bares, restaurantes, discotecas, casino, y toda una variedad de cosas que permitirían que el viaje se haga ameno.

De más está decirles que nada era de un lujo exuberante, pero nos llamó poderosamente la atención. Tal vez porque íbamos concientizados de que iríamos como sardina en lata en algún camarote incómodo. Pero tenían hasta ducha y todo.

Nos acostamos bastante tarde disfrutando de todas las comodidades del barato “crucero”, y al otro día a las nueve de la mañana llegamos al puerto de Helsinki.

Para los viajeros que leen el blog, es importante decirles que hay otro ferry que va hasta Turku, ciudad más próxima a Estocolmo, con lo que sale apenas un poco más barato, pero después se debe hacer unos ciento cincuenta kilómetros hasta Helsinki. Por eso, por la regla que venimos aplicando desde primero de facultad, aquella de “costo-beneficio”, decidimos ir directo a esta última ciudad.

¿Qué les puedo decir de Helsinki? En realidad muy poco. Pues es una ciudad muy pequeña. Sinceramente pensé iba a ser mucho más pintoresca, pero tenía muy pocas cosas para ver turísticamente hablando. Tiene una plaza muy bonita donde se encuentra una gran iglesia, una feria de pescados en la bahía, y después muy poca cosa más. Lo que nunca nos deja de fascinar es la mezcla de viejo con nuevo. por ejemplo calles empedradas, tranvías, todo mezclado con el asfalto característico de toda ciudad.

Teníamos intenciones de dormir quien sabe dónde, para al otro día ir a Kotka, ciudad cercana a la frontera con Rusia. Pero nos encontramos con un compañero quien nos dijo que esa noche ya estaba incluída en la excursión contratada a Rusia. Por lo que sin dudarlo nos vinimos al camping de dicha ciudad.

Aquí nos quedamos dos noches, y el día de la independencia de la Banda Oriental, es decir el 25 de Agosto, entraremos a primeras horas de la mañana a Rusia.

Aquí en el camping, nos empezamos a encontrar con todos aquellos compañeros que harán este país. Pues se hace en grupo. Después de este destino, otra vez nos volvemos a separar definitivamente. Es muy cómico ver el camping lleno de autos con la matrícula naranja. Qué alegría da el encontrarse con muchos amigos!

Se preguntarán si a Rusia entramos en auto, pues no. Los autos los dejamos todos en el camping durante los diez días. Pasamos la frontera en ómnibus hasta llegar a San Petersburgo, pasamos unos días allí, y luego en tren nos dirijimos a Moscú. Para volver hacemos lo mismo pero al revés, levantamos los autos aquí en Kotka, y cada camioneta sigue su rumbo.

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