martes, 4 de octubre de 2011

SORPRESA EN LOS ALPES

No hay mejor manera que empezar a contar esta historia, desde el principio; sorteando, claro está, algún detalle que nada aporta a la escencia de la sorpresa.

Mi hermana, quien hace casi ocho años vive en Locarno, pueblito al sur de Suiza, trajo a este mundo mi primer sobrinita llamada Veronika. Mis padres ya estaban con ella, conociendo a su nieta, y viendo cómo su propia hija incursionaba en su nuevo rol de madre.

Y fue así, con el amor que despierta una sobrina a un tío, que se me ocurrió interrumpir el itinerario, para ir a conocer a Veronika, y ver a mis padres a quienes obviamente no veía desde aquella despedida de la noche del dos de Marzo.

Por lo tanto, con algunas mentiras piadosas, pude disimular mi plan para que todo fuese una sorpresa.

Estando en Venecia, compré los boletos de tren que me llevarían hasta Locarno. Pero fue una decisión algo difícil, pues yo soy el titular del leasing del auto, y los chiquilines iban a hacer bastantes kilómetros sin mi, lo que les podría ocasionar un serio problema, pues viajan sin el propietario, lo que podría dar a entender que andan en un auto robado.

Me desperté la mañana del 28 de Setiembre muy nervioso, pues arrancaría la sorpresa. Pero la sorpresa no es lo importante en el asunto. Lo importante precisamente es lograr ver a mi hermana con su hija en brazos, y ver a mis padres cómo se les llenan los ojos con ese brillo de felicidad al mirar a su nieta.

Me despedí de los chiquilines, y sólo con La Abanderada empecé el viaje de siete horas hasta el sur de Suiza, más precisamente hasta Locarno.

De más está decir que no fue un tren directo, tuve que hacer varias escalas. Y cuando al fin llego a destino, la ansiedad invadió todos mis músculos, provocando que la adrenalina obligara acelerar el paso. Ya en el camino hacia la casa de mi hermana, dejé caer alguna lágrima de emoción por lo que significaba mi llegada.

No sólo veería a mi hermana y a mis padres después de tanto tiempo, sino que conocería a una criatura que de sólo verla, enternecería al hombre más duro.

Encontré la casa, toco timbre, y con un fuerte "buon giorno principessa", le doy la sorpresa a mi hermana que justo estaba amamantando. Mis padres no estában, justo habían salido, con lo que mi hermana los llamó para decirles que vuelvan, así no desperdiciaban ni un minuto más y venían a verme.

Todo salió como esperaba, di la sorpresa, y conocí a Veronika.

Ahora ya hace una semana que comparto los días con todos ellos. Hemos estado en familia, he recargado las pilas, y como si fuese poco, en unos días me reencontraré con mi novia. Paseamos juntos por estos lugares espectaculares que tienen los Alpes como telón de fondo.


En estos días cumplí los siete meses de viaje, y fue muy especial por todo lo que les estoy contando. 

Mañana los chiquilines me pasan a buscar, para hacer junto a ellos nuestros últimos destinos: Interlaken y Lausana. Luego nos iríamos nuevamente a París, desde donde comenzrá la última etapa, de casi dos meses, de este viaje inolvidable.

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