lunes, 23 de mayo de 2011

CAMBOYA – Día 1 y 2 – SIEM REAP

La estadía en Camboya, fue en una ciudad muy pero muy turística, en Siem Reap. La razón por la cual en esta ciudad el turismo es tan importante es por la presencia de muchísimos templos budistas e hinduistas construidos en siglos pasados. Se encuentra el templo más grande del mundo, el Angkor Wet.

Nuestro lujoso hotel se ubicaba en la calle principal donde pululaban los grandes hoteles y restaurantes. Todo esto contrastaba con la idea que me hacía de Camboya. Hasta una calle se llamaba Pub Street.

Llegamos de noche, y quisimos ir a esta calle para conocer la vida nocturna de la ciudad. Fuimos en tuk tuk, que es una moto con un carrito atrás para cuatro personas. El conductor, después de haber arreglado el precio, nos ofreció cocaína, marihuana, hasta “young ladies”, esto me hizo acordar mucho a Kuta, Bali.

Al otro día muy temprano, fuimos a dos templos. Pero antes de contarles lo increíble de semejantes construcciones, quiero comentarles que los guías hablaban un español muy bueno, tanto, que nos llamaba la atención. El guía de nuestro ómnibus había estado viviendo en Buenos Aires, por lo que sabía de la existencia de Montevideo.

El primer templo que fuimos fue el Ta Prohm o también llamado el Templo de Las Raíces. La característica es que la vegetación, principalmente unos grandes árboles empezaron a crecer en el templo, colándose sus raíces entre las piedras. Éste templo, está siendo reconstruido pues un setenta por ciento se encuentra en ruinas.


Llama poderosamente la atención cómo se lograba en aquella época construir semejantes edificaciones, con esculturas en las paredes muy rebuscadas y fabulosas.

De más está decir que el calor húmedo era casi insoportable, tomábamos agua, y en cuestión de segundos, la transpirábamos. Parecía que la bocanada de aire, no llegaba nunca a los pulmones. A veces perdíamos la atención a las historias de los guías, pues nuestro subconsciente buscaba de forma desesperada un trozo de sombra.

Al llegar a cada templo, nos daban la bienvenida decenas de niños queriéndonos vender artesanías. Hablaban inglés y español siendo muy simpáticos y agobiantes a la vez. Pero detrás de sus ojos se podía leer un poco de tristeza y desolación.



Antes de terminar la mañana, fuimos a otro templo, el que más me gustó. El Templo de Bayon. Se caracteriza por las enormes caras. Antes de entrar, vimos unos elefantes en los cuales puedes dar un paseo, pero nos limitamos a sacarnos fotos, pues en India tendremos la oportunidad de bañarnos en un lago con ellos.


Este templo de las caras es muy lindo, se encuentra en un predio muy amplio con muchas esculturas de elefantes y demás. Tal vez al escuchar de Camboya, se nos viene a la mente justamente estas construcciones con sus caras talladas en una sola piedra.


Regresamos al hotel, y pasé jugando al ping pong todo el día, y bañándome en la piscina. Por la noche organizamos una fiesta en el salón del hotel, teniendo el rol de dj junto al médico acompañante. Obviamente no pudimos dejar contentos a todos, pues somo muchos con distintos gustos musicales, pero pasamos una madrugada muy divertida entre todos los viajeros.

Al otro día no tan temprano, salimos al templo más grande del mundo, el Angkor Wet. Sólo unos valientes, o los que tomamos poco durante la noche, nos subimos al ómnibus para contemplar semejante maravilla.


Saliendo de este templo, nos topamos con un buda muy simpático que sonreía con cada foto que nos sacábamos con él. En una me acerco, y le pido una foto, y me toma de la mano. Que increíble ver a estas personas con ese culto tan extraordinario. Imponen un respeto inigualable.


Por la tarde, no hice más que quedarme descansando en la piscina del hotel, disfrutando las instalaciones al máximo. Por la tardecita, al bajar el sol, fuí al mercado para comprar algún recuerdo de Camboya.

Me voy de Camboya con la sensación de no haber conocido la verdadera historia de su gente. Sólo obtuvimos información valiosa por supuesto, pero siento que me faltó ese contacto con la calle, no logré absorver su cultura.

Siem Reap, es una burbuja en un país quebrado de tanta guerra. Es el lugar en donde se plantaron más de diez millones de minas antipersonas, que causan de dos a tres muertes o mutilaciones por día. Hasta la fecha se han logrado desactivar casi el ochenta por ciento de las minas.

Difruté mucho de Camboya, pero me hubiese gustado conocer más la realidad, el día a día en una ciudad cualquiera. De todas formas los templos visitados valen la pena el pasaje por este remoto lugar de Asia.

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