martes, 8 de marzo de 2011

SAN FRANCISCO - Día 1

Llegamos al hostal que habíamos reservado por internet desde Montevideo, e hicimos el check in. Lamentablemente no tenían un cuarto para los cuatro, por lo que dormimos el Chelo y yo por un lado, y Mati y Nacho por otro.

Cuando vamos a entrar al cuarto con el Chelo nos encontramos con un panorama increíble: colchones dados vuelta, ropa tirada por todo el piso, lentes, un reloj, monedas, una notebook, todo tirado por ahí. Entramos con miedo a lo que podíamos encontrar, y por entre las sábanas revueltas, se asoma una persona que en inglés enseguida nos pregunta de dónde eramos, obviamente no tenía ni idea de Uruguay, y la segunda pregunta era si queríamos tomar un trago de vodka, a todo esto era tan sólo las dos de la tarde, por lo que zafamos diciéndole que no, que más tarde aceptaríamos.

El tipo mutaba constantemente, se enojaba cuando hablábamos en español porque no entendía nada, nos decía que provenía de Marte, un loco bárbaro! Pero no todo terminaba acá, nos faltaba conocer la otra ficha, la otra persona con la que compartiríamos nuestra estadía en San Francisco. No fue hasta las cuatro de la mañana cuando entrando borracho conocimos a un nigeriano muy simpático que junto con el otro extraterrestre se tomaban todo lo que encontraban a su paso. Obviamente esto es algo cómico de contar, pues ves gente rara por doquier. Pero por rara no me quiero referir a mala, sino gente extravagante, digna o no de conocer, pero gente rara al fin.

El hostal no era muy divertido, el desayuno que estaba incluído sólo consistía en café. De todas formas nosotros teníamos la reserva para dos noches, y al preguntar para quedarnos las restantes tres noches, nos querían cobrar once dólares más por noche, por lo que dijimos de irnos a otro hostal, pues pagando lo que nos querían cobrar, de repente conseguíamos otro más lindo, divertido y demás.

Luego de realizado el check in y de haber conocido a nuestros compañeros de cuarto, nos fuimos a recorrer la ciudad a pie. Caminamos por el centro de la ciudad, por Market Street hasta el puerto. Por esta calle se disfruta viendo los tran vías, los rascacielos, y los edificios tipicos de ladrillo a la vista con la escalera de emergencia del lado de afuera. Al ver estos edificios, me imaginaba caminando por la ciudad de Superman o de Spiderman, o al ver saliendo vapor de las acantarillas sólo resataba ver a una tortuga ninja! Una ciudad muy pintoresca realmente.

Al llegar al puerto comenzamos a caminar por la rambla y pasamos por donde sale el ferry que te lleva a la Prisión de Alcatraz. Aprovechamos y sacamos la entrada para dentro de dos días. Intentamos con los carnet de prensa, pero no obtuvimos descuento, tampoco con el carnet de estudiante (éste sí es de verdad).

La rambla en realidad consiste en muelles donde cada uno ofrece algo distinto. Está el muelle 33 que es donde salimos rumbo a Alcatraz, y luego está el 39 donde hay mucha movida, música en vivo en la calle, locales de ropa (los cuales solo observé, porque se imaginarán que de compras sólo lo impresindible para no desidratarme ni morirme de hambre). Se nos hizo la noche y la ciudad iluminada es espectacular. Seguimos recorriendo muelles hasta llegar a uno donde venden cangrejos, calamares, camarones, y otros frutos del mar. Acá sí gasté y comí unos frutos del mar. Era como una feria de frutas y verduras, sólo que venden pescados, muy pintoresco.

De regreso al hostal, caminamos unas treinta cuadras, las cuales tienen subidas y bajadas de hasta más de 45 grados. Un trayecto hermosísimo, y muy agotador. Al llegar al hostal, nos dirigimos al cuarto y nos reencontramos con nuestros amigos de Marte y de Nigeria. Obviamente en un estado etílico importante.

Al otro día temprano fuimos a Yosemite. En la próxima publicación comentaré lo impactante de este lugar.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario