El vuelo de Nueva Zelanda a Sydney por la compañía Quantas, fue realmente espectacular; parecía que estábamos en primera clase. Un servicio excelente, tanto por la comida, como por las pequeñas televisiones que teníamos cada uno delante suyo, donde se podía elegir, tocando la pantalla, distintas películas, música, ver a cuánto estábamos del destino, información sobre distintas ciudades del mundo, entre otras tantas cosas que hicieron que las tres horas de vuelo hayan pasado, valga la redundancia, volando.
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