Llegamos a la capital noruega bajo una incesante y molesta lluvia. Dejamos el auto en un estacionamiento cerrado, y arrancamos a caminar con nuestras camperas de lluvias y las cámaras bien guardadas para impedir que se mojen.
Era Domingo, y cual una ciudad del interior de Uruguay, estaba todo cerrado, y por las calles transitaban sólo algunos valientes que no le temen a la lluvia, o nosotros, que lejos de ser valientes, no teníamos más remedio que mojarnos para conocer la ciudad, pues sólo contábamos con dos días para hacerlo.
Caminamos por la calle principal, que comienza en una peatonal, y culmina en el palacio de gobierno. En el trayecto, se disfruta del verde de un parque muy atractivo.
Cansados de tanta lluvia, decidimos ir a un camping para cocinar y alojarnos por esa noche. Este camping, se encuentra en una colina, desde donde se obtiene una vista de toda la ciudad.
Oslo, pese a ser capital, no es muy grande, lo que permite se pueda recorrer sus principales atracciones en tan solo unas horas.
Cenamos, y decidimos ir al centro a ver un partido de fútbol español entre Real Madrid y Barcelona. La lluvia ya había cesado, haciendo nuestra salida un poco más agradable. Seguía siendo Domingo, con lo que había poca gente en los bares.
Al otro día de mañana sin lluvia y también con lluvia fuimos a un fuerte amurallado. Allí entramos a un museo de la resistencia durante la Segunda Guerra Mundial muy interesante. Recorrimos el lugar, y nos fuimos rumbo al edificio donde se entregan los Premios Novel de la Paz, lamentablemente, como están arreglando las calles aledañas, se nos dificultó entrar en auto, con lo que no tuvimos más remedio que descartar dicho paseo, pues lloviendo ya no queríamos ir ni caminando.
Fuimos a la principal iglesia de la ciudad, donde pudimos ver las miles de flores allí instaladas en memoria de los fallecidos recientemente por causa de un atentado producido en el centro de Oslo. Impacta saber que estábamos en una ciudad que fue sacudida por la paranoia de una persona, matando a casi un centenar de ciudadanos. Se palpaba un poco la inseguridad y el miedo de la gente de Oslo.
De aquí, nos fuimos a un parque muy extraño en donde antes de visitarlo, almorzamos, al igual que en Gotemburgo, con plato y cubiertos en la falda, siendo el punto de atención en esa parte del parque.
Se preguntarán el por qué “extraño” del parque. Es que todas las esculturas allí erguidas, que de hecho supera el centenar, son hombres, mujeres y niños desnudos en distintas situaciones. Por ejemplo el padre pegándole a un hijo, un hombre y una mujer besándose, entre otras tantas situaciones que no solo llamaban la atención, sino que también causaban gracia.
Había una estatua muy reconocida en la ciudad, media escondida entre tantas otras estatuas, que consiste en un niño enojado. Siguiendo con nuestra visita europea de estatuas extrañas con el poder de aglomerar personas a su alrededor, éste peleaba el primer puesto con el nenito haciendo pichí de Bruselas.
El parque es espectacular, estatuas, fuentes, flores y verde por doquier. Nos quedamos un rato disfrutando de un rato sin lluvia y seguimos el paseo de la ciudad antes de partir hacia el oeste de Noruega donde se encuentran los fiordos tan famosos mundialmente.
Fuimos en última instancia a dos museos, uno donde se exhibe un barco que fue pionero en transitar tanto el Polo Norte como el Sur. Era increíble poder subir a bordo de ese barco llamado Fram, en el cual se llegó a lugares donde nunca antes había estado el hombre.
El otro museo consistía principalmente en tres barcos vikingos hallados enterrados en algún lugar de Noruega. Personalmente me fascina la historia sobre los vikingos, con lo que me atraía ver estos barcos.
Finalmente, fuimos a hacer un pequeño surtido, siempre son pequeños pues no tenemos mucho lugar en el auto para poner las cosas, y nos fuimos hacia los fiordos, al oeste de este país escandinavo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario