Por suerte el día en que Uruguay disputó la final de la Copa América contra Paraguay, lo podíamos ver a las diez de la noche y no de madrugada como lo veníamos haciendo, aunque algunos partidos no llegué a verlos.
Cuestión que decidimos juntarnos todos en un pub cercano a la improvisada terminal de ómnibus del centro de Mykonos. Allí, junto con un grupo grande del Grupo de Viaje de Arquitectura, llegamos a ser al rededor de cincuenta personas. Todos con una causa en común, alentar desde esta diminuta isla del Mar Egeo, a la querida celeste.
Era inevitable captar la atención de esa zona céntrica tan transitada. Con el primer gol, temblaron los molinos. Al grito de "Uruguay nomá", íbamos desgarrando las gargantas. Algunos italianos se acercaban, pues Cavani nos hizo muy famosos en Italia, y preguntaban si estaba jugando.
Con el segundo gol, volaron cervezas y sillas, es que la alegría nos desbordaba, nos imaginábamos a la gente allá en Uruguay ya saliendo a las calles. A 18 de Julio en Montevideo, a Fondar en Trinidad. Cuando vino el tercer gol, en Mykonos sólo se escuchaba el "dale campeón, dale campeón!". Nos quedamos largo rato festejando en la calle. Cómo nos hubiese gustado estar allá! Cómo hubiésemos festejado!
Este partido, nos hizo sentir un poco más cerca de nuestro paisito, que ya sin Benedettis y sin Zitarrosas, se agiganta con sus Suárez.
Salúd Uruguay, salúd Campeones!
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