El último día en Tailandia, la pasamos en Bangkok, una ciudad que no me gustó en absoluto. Mucha gente, muchas ratas, mucha mugre, y poco atractivo a la vista. A lo largo del viaje hemos visitado ciudades que si bien son feas, son atractivas, como lo fue por ejemplo Kuta en Bali. Pero me voy de este país con la sensación de que disfruté muchísimo de sus playas, pero no así de su capital.
Este último día fuimos a un mercado en tuk tuk. La ida fue muy cómica, pues de arranque fue muy dificil hacernos entender a dónde queríamos ir. De hecho no nos entendió, pues nos llevó a un shopping. Tras nuestras quejas, seguimos marcha con rumbo incierto, hasta que paró a otro tuk tuk y nosotros le preguntamos en inglés y nos entendió. Lo seguimos a ese hasta que dejó a sus pasajeros, y nos subimos. Al primero no le pagamos nada, pero ni siquiera nos lo pidió. Fue raro porque el último, le podría haber dicho en tailandés dónde quedaba el mercado que queríamos ir, pero bueno.
Luego de tardecita fui a un barrio donde venden camisetas de fútbol de buena calidad y bajo precio. Compré un par, y me pasé del predupuesto prefijado, pero valía la pena la compra para regalos a buenos amigos.
Después sólo restaba descansar para el otro día tomarnos el vuelo hacia Kathmandú, capital de Nepal.
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