viernes, 3 de junio de 2011

TAILANDIA – Día 12 y 13 – RIO KWAI


Después de dormir con mucho calor, nos levantamos a desayunar y luego en pequeños botes nos fuimos a visitar unas cuevas cercanas al hotel. Realmente hemos visto tantas cuevas a lo largo del viaje, que ya no llama tanto la atención ver estas formaciones naturales en el centro de una montaña.

Ya hasta distinguimos el olor al excremento de los murciélagos que viven en este hábitat. Cientos de ellos revoloteaban a nuestro alrededor cuando adentrábamos en la oscuridad de la cueva.


Después de allí volvimos al hotel, jugamos unos trucos, descansamos, desayunamos, y a mitad de la tarde nos fuimos a una villa muy pequeña que queda cerca del hotel.

En esta villa, jugaríamos un campeonato de fútbol entre nosotros y un cuadro local. Era muy cómico vernos jugar al fútbol mientras los elefantes caminaban por ahí. Cuando la pelota se iba atrás del arco, al cruzar los matorrales, nos enfrentábamos con vacas flacas y gigantescos elefantes. Éramos unos cuantos cuadros, el nuestro perdió dos, ganó tres (incluyendo a los tailandeses), y empató dos, por lo que nos coronamos justos campeones. Después de dar la vuelta olímpica, volvimos al hotel para refrescarnos en las aguas del río.


Cenamos, y para matar el tiempo, jugamos a un juego de cartas llamado “La Mafia”. Nos divertimos muchísimo jugando a este juego flotando en la terraza de cañas, iluminados por los faroles y compartiendo con amigos otra noche más en el Río Kwai.

El décimo tercer día en este país, dejamos temprano la selvática zona del hotel, y fuimos a realizar un paseo por el llamado Tren de la Muerte. Se denomina de esta manera pues las vías fueron construidas por prisioneros aliados capturados por los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. De los sesenta mil prisioneros, murieron dieciséis mil por causas como la desnutrición, torturas, malaria, y agotamiento, ya que los obligaban a trabajar dieciocho horas diarias.

Al ver que no lograrían completar las vías que unirían Bangkok con Birmania para transportar armamentos, decidieron poner a trabajar a gente asiática, alrededor de doscientos mil, de los cuales murieron noventa mil.

Cuestión que lograron hacer más de cuatrocientos kilómetros de vía ferroviaria rompiendo montañas con tan sólo picos y palas en quince meses.

Después de hacer un trayecto de una hora por estas vías que tantas vidas arrebató, fuimos al famoso Puente sobre el Río Kwai.

Me parecía mentira estar caminando por encima de este puente. Es verdad, no deja de ser un simple puente sobre un río, pero la película, y la historia que rodea este lugar lo hacen muy especial.

Regresamos a Bangkok, donde pasaremos un día más para luego dirigirnos a Nepal.

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