jueves, 19 de mayo de 2011

VIETNAM – Día 10 y 11 – HANOI

Pese a haberme acostado de madrugada, me levanté temprano para realizar el city tour de la ciudad. No fuimos muchos los que hicimos el esfuerzo para levantarnos y conocer partes de la ciudad que no había visto en las jornadas de caminata solitarias.

Fuimos al mausoleo de Ho Chi Minh que se encuentra en una gran plaza con estilo ruso, lo que hace que se parezca mucho a la plaza de Tian Anmen en China. Muchas personas visitaban el mausoleo, pues estábamos a un día del natalicio de su héroe nacional. Muchos niños, escolares y preescolares. Era muy cómico el verlos agarrándose de la remera de su compañero de adelante formando una cadena para no perderse.


Al caminar por la vereda del mausoleo, los soldados no te dejan hablar. Debíamos hacer la visita en absoluto silencio. Tampoco podíamos ponernos las manos en los bolsillos, ni cruzar los brazos. Esto me hizo acordar a mi padre, quien me prohíbe también  guardar las manos en los bolsillos como que esto significara vagancia.


El cuerpo de Ho Chi Minh se encuentra embalsamado, y dicen que cada dos meses, le cortan el pelo y las uñas, pues después de muerto estas cosas siguen creciendo.

Después seguimos recorriendo los alrededores de esta plaza en donde visitamos la casa donde vivió, una pagoda, y todo un parque que envuelve una paz increíble en el medio de esta ciudad tan ruidosa como es Hanoi.

Una parte del city tour, consistió en pasear por el casco antiguo en triciclo, es una especie de bicicleta en la cual uno va sentado delante contemplando el entorno, y otra persona detrás va dando pedal. En este paseo, el cansancio junto con el solcito de la mañana, hicieron efecto y lograron derrotar a mis párpados que caían haciéndome cabecear en más de una oportunidad.


A esta altura ya rogaba por una cama, pero aún faltaban dos paseos más; uno por el lago del centro de la ciudad, el cual ya conocía por las veces que había ido caminando; y el otro visitar el museo de literatura, donde Confucio, profesor y filósofo chino, estableció una universidad, la cual hoy día se encuentra reconstruida pues en la guerra contra los franceses fue totalmente bombardeada.

Culminado el city tour, volvimos al hotel y como un sonámbulo, floté hasta mi habitación donde estaba Santiago que no había ido a los paseos pues prefirió descansar en la mañana. Me estaba aprontando para ponerme en posición horizontal, cuando me convence de ir al mercado para hacer alguna última compra de regalos. Tras lavarme la cara, emprendimos otra vez la caminata hasta el centro de Hanoi. Compré algunos regalos, y me auto regalé unas banderitas para bordar en La Abanderada (mi vieja y querida mochila).

De regreso en el hotel, teníamos una hora para dormitar antes de ir a cenar a un buffet libre de comida internacional, uno de los más grandes de la ciudad. Pero mientras Santiago dormía, me entretuve cociendo banderitas.

Fuimos a cenar, y concientizados de comer despacio para poder degustar todos los platos, comenzamos la última cena en Vietnam.

Mi paladar quiso que disfrutara de frutos del mar como nunca antes. Pulpo, calamares, camarones, almejas, ostras, y otras tantas cosas que hicieron que esta mañana me levante corriendo al baño. De postre comí flan. No lo podía creer, y comí tanto como para vengarme de estos dos meses y medio sin probar dicho manjar. Obviamente le faltó el dulce de leche, pero cómo lo disfruté.

Luego de la cena, salimos a bailar con algunos amigos, pero esto lo comentaré en otra publicación.

Hoy por la mañana, para variar con muy pocas horas de sueño, me levanté para enviar la encomienda con regalos y ropa sucia que ya no uso. Fui al correo, y la caja que me dieron para guardar las cosas, no sólo estaba usada, sino que estaba rota, por lo que la remendé todita. Estuve como dos horas para dejar pronta la encomienda que puede llegar en tres hasta seis meses. Es que muchas veces se confunden y en vez de enviarla a Uruguay, la envían a Paraguay, lo que origina que vuelva a Francia (casa central de correo internacional) para luego mandarla nuevamente y de manera correcta a Uruguay.

Espero que llegue, pues la mayoría de los regalos que recibirán los que me ayudaron con este sueño, van en esa caja.

Ahora me encuentro volando a Siem Reap, Camboya. Dejé atrás un destino, que como los otros, jamás olvidaré. Vietnam es un país que con todo lo que ha sufrido, se esfuerza por progresar y desarrollarse. Su gente es amigable, y tiene una cultura increíble.

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