Salimos temprano de Bremen rumbo a la ciudad más importante del norte de Alemania, hacia Hamburgo.
Llegamos a mitad de mañana, lo que nos permitió estacionar el auto en un estacionamiento cerrado y llegar a la hora en la cual comenzaba el city tour gratuito a pie por la ciudad, del mismo estilo a los que realizamos en Londres y en Ámsterdam. Pese a las nubes amenazantes, y que en más de una oportunidad rompieron en lluvia, salimos a caminar por la ciudad.
Cuando visitamos estas ciudades, son muy convenientes estos tours, pues te dan un pantallaza general de las principales atracciones turísticas, que luego puedes volver a visitar con más tiempo, así como también aprendemos de historia, conocemos anécdotas y costumbres de los ciudadanos.
Los orígenes de Hamburgo, se remontan al primer siglo de la era Cristiana, cuando Carlomagno, mandó a construir un castillo para vigilar el norte del Río Elba. De aquí que el escudo de la ciudad es un gran castillo.
Si analizamos el nombre, “Burgo” significa castillo, y “Hambur", se desconoce su significado, así como también se desconoce la ubicación de aquel castillo que mandó a construir Carlomagno.
Pasamos por muchas iglesias, caminamos varias calles, todas con alguna historia en particular.
Algo que me llamó la atención por ejemplo es que en las paradas de los ómnibus y de los tranvías, hay un tablero digital que te dice en cuántos minutos llegará cada línea. Que bien vendría algo parecido en Montevideo.
Pero si hablamos de Hamburgo, tenemos que hablar de la Segunda Guerra Mundial. Es que esta ciudad, fue totalmente devastada por bombardeos de los Aliados. Por esta razón, no existen edificios anteriores al año 1945, sólo sobrevivió la Iglesia San Nicolás, la cual fue totalmente destruida, salvo su campanario. Esta iglesia no se reconstruyó, se dejó tal cual la dejó la bomba que la destruyó para que quede a la vista de todo el mundo el daño que produce la guerra. Hasta se ven sus paredes negras del fuego que la azotó. Hoy día es el edificio más alto de la ciudad. Una particularidad, ahora tiene un ascensor para subir a lo más alto, lo increíble es que dicho ascensor, lo donó Mc Donald’s.
Lo que hemos visto en los países de Europa que hemos visitado, es el gran respeto y la necesidad de mostrar lo que pasó durante las Guerras, sobre todo en la Segunda, como para no olvidar lo sucedido, e impedir vuelva a suceder, aunque esto último no se ha cumplido del todo.
Algo que hay en puntos estratégicos de la ciudad, son pequeñas baldosas de bronce con la inscripción de entre otras cosas, del nombre, y de la fecha de fallecimiento de uno de los tantos millones de judíos exterminados durante el Holocausto. Fíjense que fuerte es esa palabra, pero fue así, se exterminaban personas.
Pero estas no son cualquier baldosa, éstas sobresalen unos centímetros del piso, para provocar que la gente se tropiece con ellas, y se detenga un minuto a reflexionar sobre el gran tropezón de la humanidad.
La idea del gobierno local, es instalar este tipo de baldosas no solo en Alemania, sino también en todas las principales ciudades europeas.
Finalizando el city tour de casi cuatro horas de caminata, llegamos hasta la parte portuaria. Hamburgo tiene un puerto enorme, de hecho, es el segundo más grande de Europa después del de Rótterdam de Holanda.
Algo que me olvidaba de contarles, es que Hamburgo también tiene muchos canales al igual que Ámsterdam, pero en cuanto a puentes, tiene más que Ámsterdam y Venecia juntas. Esto hace mucho más pintoresco el andar por las calles de la ciudad.
Con el detalle estadístico existencial que les acabo de mencionar en el párrafo anterior, voy dejando por acá esta publicación, pues ahora nos encontramos circulando en el auto entre las montañas noruegas, con cascadas y pintorescos lagos. En un rato seguiré contando sobre las vivencias de Copenhague, Gotemburgo y Oslo, ciudades de Dinamarca, Suecia y Noruega respectivamente.
Por último, debo mencionar a Santiago, que me pide a gritos que les cuente que va manejando por estas sinuosas rutas, mientras Pablo canta murga, y Jota con sus auriculares, cual un autista, va pensando en vaya uno a saber qué cosa.
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