En esta oportunidad, tuvimos los dos días libres para pasear y disfrutar de esta moderna ciudad, al mejor estilo europeo, acá se encuentra gente que habla español! Es que claro, Israel está compuesto por muchísimos judíos provenientes de todas partes del mundo, como por ejemplo de Latinoamérica.
Fuimos a la playa a bañarnos en el Mar Mediterráneo. Sus aguas cristalinas y frescas hicieron que me bañara por muchísimo tiempo, cosa que repercutió directamente en mi piel, pues al no ponerme protector solar, quedé bastante colorado, pero nada que me haya impedido dormir cómodamente por la noche.
A mitad de tarde subí al hotel para descansar un rato, y antes de que se oculte el sol, salí a caminar sólo, ya que el resto de mis compañeros seguían en la playa o durmiendo en el hotel. Fui caminando todo por la rambla hasta la ciudad vieja, llamada Jaffa.
La ciudad de Tel Aviv, tiene un increíble parecido a nuestro querido Montevideo. Es que su rambla es idéntica a la de Pocitos, hasta en una parte tiene pasto y las rocas para sentarse a tomar mate como en Kibón. Será por esto tal vez, que me gustó tanto esta ciudad. Realmente me vino una nostalgia en esa caminata como hacía mucho no me venía.
Por momentos me imaginaba ver a mi novia y amigos sentados por ahí esperándome para filosofar de la vida mirando el mar. Claro está, que aquí hablamos del Mar Mediterráneo, mientras allá del Río de la Plata. Creo que a Montevideo sólo le falta eso, un mar.
Empecé a volver al hotel cuando el sol, grande y redondo, empezó a ocultarse por detrás del Mar, destiñendo el azul en un hermoso naranja.
Antes de llegar a mi hotel, pasé por el hotel donde se encontraba otro grueso del grupo, para buscar a alguien que me acompañara a cenar. Fue así que Carlos, (el docente acompañante), bajó y fuimos a comer a un restaurante. Pero no a un restaurante cualquiera, sino que fuimos a uno donde el dueño es uruguayo, y su especialidad es el CHIVITO. Sí, después de algo más de cuatro meses, comí un exquisito chivito al mejor estilo uruguayo.
Antes de llegar a mi hotel, pasé por el hotel donde se encontraba otro grueso del grupo, para buscar a alguien que me acompañara a cenar. Fue así que Carlos, (el docente acompañante), bajó y fuimos a comer a un restaurante. Pero no a un restaurante cualquiera, sino que fuimos a uno donde el dueño es uruguayo, y su especialidad es el CHIVITO. Sí, después de algo más de cuatro meses, comí un exquisito chivito al mejor estilo uruguayo.
Debo sincerarme y decirles que no era mejor que el del carro del Pato (sólo los trinitarios sabrán a lo que me refiero), pero de todas formas lo disfruté como loco. Pero esto no termina acá. Para terminar la cena con todo el patriotismo posible, fui al supermercado y compré DULCE DE LECHE hecho en Israel, pero era, como dijera mi abuelo, “un manjar de dioses”.
El último día en Israel, tuvimos toda la tarde ocupada con una actividad académica en la Universidad de Tel Aviv. Tres personas muy importantes, expusieron diferentes temas. El primero de ellos, uruguayo, habló sobre “El Kibutz 100 años después. De la utopía socialista a la alternativa comunitaria”. Nos desasnamos sobre este estilo de vida que llevan algunos ciudadanos israelitas, viviendo en una especie de cooperativa, si bien no es que los miembros cooperan, sino que colaboran.
Es como una mini sociedad, donde cada miembro paga una cuota según sus ingresos, y se reparte por partes iguales dependiendo de la cantidad de hijos que tenga cada familia. Por lo general, los miembros trabajan dentro del Kibutz en diversas tareas, tales como agricultores, médicos, jardineros, entre otros.
Luego de esta charla, un historiador argentino expuso “Las realidades en el Medio Oriente”. Vaya si fue interesante esta conferencia. Aprendimos muchísimo tanto de esta zona, como de Israel propiamente dicho. Lo más apasionante fue cuando nos sumergimos en el tema de Israel-Palestina.
Por ejemplo, ¿sabía usted, querido lector, que Israel no tiene Constitución? Por lo tanto el gobierno de turno puede promulgar leyes, y éstas, no están controladas por un orden jerárquico superior. O peor aún, ¿sabía usted, que Israel se encuentra en Estado de Emergencia desde el año 1948?
La cuestión es que el mundo empezó a reconocer a Palestina como Estado. Como por ejemplo Uruguay, Argentina y Brasil. En Setiembre de este año, la ONU fallará por si es o no un Estado independiente. Por lo que sea cual sea su fallo, esta zona se verá nuevamente amenazada.
Este profesor argentino dejó en claro cual es su posición con respecto a este tema. Está totalmente en contra con el gobierno de ultra derecha que está gobernando Israel. Agradeció tener al Mar Mediterráneo como frontera occidental, pues si en lugar del mar, hubiese un país, sería otro problema, otro conflicto bélico.
Reconoce que las dos partes actúan mal, pues ninguna quiere ceder ni un poco. Por ejemplo, Palestina pretende recuperar la parte oriental de Jerusalén, quedando una ciudad totalmente dividida en dos. E Israel pretende tener todo el territorio posible perteneciente a Palestina.
En fin, nos quedamos todos con la sensación de que una hora con este profesor fue muy poco. Nos hubiese gustado haber seguido charlando con él durante muchísimo más tiempo.
Tras un receso, seguimos con otro uruguayo, en este caso economista del Banco de Israel y asesor del gobierno, quien expondría el tema “Panorama macroeconómico de Israel”. Aquí aprendimos cuál fue y es la situación de la Balanza Comercial del país. Qué exporta, qué índice de pobreza existe, y cómo se combate. Entre otras cosas muy interesantes.
Por último, subieron al estrado tres estudiantes universitarios para contarnos cómo es la vida de un joven judío en este país. Fue una charla muy rica. Hubo un ida y vuelta muy fluido. Nosotros preguntábamos, y ellos también.
Aquí por ejemplo, cuando le preguntamos sobre el tema de Palestina, los tres vieron una salida optimista y pacífica a corto plazo. Todo lo contrario al historiador argentino.
Fue una gran jornada académica. Aprendimos muchísimo, y disfrutamos de las conversaciones con los estudiantes. En Turquía tendremos otra visita a una Universidad, esperemos sea de la misma calidad.
Después de seis horas, regresamos al hotel, y pese al agotamiento, fui caminando nuevamente a la ciudad vieja Jaffa, pero esta vez, con la compañía de cuatro amigos. Esta parte de la ciudad por la noche también es muy bonita. Las calles empedradas con sus bares iluminados le dan un colorido muy particular.
Al fin, en el hotel, descansamos para viajar al otro día hacia un nuevo destino. En esta oportunidad, hacia Turquía.
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