El noveno día en Tailandia, nos pasamos prácticamente viajando para llegar a la capital tailandesa. De Phi Phi en ferry hasta Phuket, y de aquí en avión hasta Bangkok. Por la noche, al llegar al hotel, descansamos para al otro día hacer un city tour.
Comenzamos visitando el Templo del Buda de Oro, la verdad que uno ya se cansa de ver tanto de lo mismo. Muchos templos budistas por esta zona de Asia. Claro está, que en esta oportunidad, el buda era enorme, y de oro dieciocho quilates.
De aquí nos dirigimos al Gran Palacio, lugar donde vivió durante mucho tiempo la realeza. Ahora sólo es un lugar turístico. Realmente las construcciones son fenomenales, con un lujo en los detalles increíble. Paredes con mosaicos, espejitos, piedras, entre tantas otras cosas que hacen que la arquitectura del lugar te cautive.
Luego fuimos a otro templo, al del Buda Reclinado, que es un enorme buda de dieciocho metros de largo por tres de alto que se encuentra acostado. Siempre se puede ver devotos rezando y poniendo ofrendas y monedas como parte de un ritual.
Por último, fuimos al Templo de mármol de Benchamabopite, en donde se ven monjes con su atuendo característico. Le pedí a uno para sacarnos una foto y accedió sin ningún problema.
Tuvimos la mitad de la tarde libre para pasear por nuestra cuenta por la zona del hotel, y por la noche fuimos a presenciar un show muy característico de Bangkok junto a compañeros y compañeras. El entretenimiento se denomina “Pusy Show”.
Lejos de ser un espectáculo erótico, se ven mujeres realizando cualquier tipo de acrobacia (por decirlo de alguna manera) con sus partes íntimas. Desde destapar botellas, hasta sacarse una guirnalda de gillettes. Un espectáculo desagradable en su plenitud, pero que no podíamos dejar de ver con nuestros propios ojos.
Una vez en el hotel, nos acostamos temprano pues al otro día emprenderíamos viaje hacia el tan ansiado Río Kwai.
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