miércoles, 25 de mayo de 2011

NOCHE EN PHUKET


Si pensaba que en Kuta, Bali había visto todo, era porque aún no había llegado a Phuket. Uno nunca termina de sorprenderse, y ver cosas tan bizarras como desagradables y divertidas a la vez.

Cuando llegamos a este balneario, fuimos a cenar hamburguesas de dudosa procedencia a un mini market cerca del hotel. Estábamos comiendo parados en la vereda, y en eso se acerca un hombre de pelo largo, todo tatuado, vestido de negro al mejor estilo Papo, y en inglés nos pregunta: “¿Cómo carajo están comiendo eso?”. Así empezó la conversación con este personaje australiano que hace cinco años vive en Phuket cantando en un pub del centro. Nos invitó a que lo vayamos a ver, y accedimos, ya que prometía estar en plena calle céntrica.

Después de un rato tomando algo en el hotel, nos fuimos en tuk tuk hasta el centro. Pero no era cualquier tuk tuk, éste era una cosa de locos. Luces sicodélicas, música al mango, y alta velocidad. Fue así como llegamos al centro bailando y cantando sentados en éstos cómicos taxis.

Bajamos en la puerta del pub del cantante, y en su entrada había una pantalla gigante que mostraba videos de mega conciertos del personaje que habíamos conocido horas antes. Entramos, y allí estaba rockeando como loco canciones de ACDC. Ahí nos dimos cuenta de que habíamos conocido a esta persona que resultó ser un groso en el ambiente.

Lo saludamos, y salimos a la calle principal, para quedar boquiabierta con cada cosa que veíamos.

Tailandia, entre otras cosas, se caracteriza por ser el país con mayor cantidad de travestis del mundo. Pero tiene la particularidad de que genera muchas dudas el darse cuenta, con lo que nos divertíamos preguntándonos si eran o no eran.

La cuestión es que esta calle peatonal, estaba llena de personas de  minifaldas y escotes, digo “personas” porque no me animo a decir “mujeres”. En los laterales, muchos pubs con un caño en cada punta de la barra y alguien bailando allí. Nos veían pasar y te gritaban e invitaban a entrar y tomar un trago.

No podíamos creer lo que estábamos presenciando, nos divertimos muchísimo con el sólo hecho de caminar por esa calle. Averiguamos de un lugar para ir a bailar la siguiente noche, pues ya estábamos cansados de un día de tanto viaje.

La última noche en Phuket, esperamos bastante para que pase un tuk tuk como el que habíamos tomado la noche anterior, pero valió la pena la espera, es que llegar al centro con semejante bullicio hacía que nos sintiéramos parte de tanta locura.

Fuimos derecho al lugar donde habíamos averiguado para ir, y allí nos encontramos con más compañeros del grupo. Nos quedamos un rato y al cabo de un par de horas nos fuimos a acostar pues al otro día debíamos madrugar para ir en ferry a Phi Phi.

Es admirable y envidiable cómo la sociedad acepta a los travestis. Trabajan en puestos laborales decentes, por ejemplo nuestro guía, y el cajero del mini market donde comíamos las hamburguesas baratas. Me parece muy bien que no haya discriminación, y que se los trate como lo que son, simples personas.

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