Tras desayunar en el hostal, nos fuimos a buscar la casa rodante para empezar nuestra travesía por la isla sur de Nueva Zelanda. La casa rodante es muy cómoda, entramos los cuatro medio justos, pero está buena. Obviamente que ahora está limpia y ordenada, veamos cuánto tiempo se mantiene.
Nuestro primer destino: Mount Cook, que es la montaña más alta de este país. Camino a este destino pasamos por unos lagos enormes y con un color de agua muy extraño. Era un verde claro que contrastaba con el marrón de las montañas. A lo lejos Mount Cook con su pico nevado.
Ya estaba anocheciendo y decidimos ir a Queenstown por más que llegaramos de noche. Le pasé el volante a Matías pues yo ya estaba muy cansado como para seguir manejando. De todas formas le hice de copiloto y los paisajes que vimos en la ruta eran increíbles. Es que la lluvia cesó imediatamente dejamos atrás Mount Cook y la luna llena iluminaba todas las montañas con un plateado particular.
Acá no hacen un tunel ni de casualidad, por eso íbamos por todos los valles. Cruzamos el valle del vino que son todos viñedos en medio de las montañas. Realmente hubiésemos disfrutado más de esta ruta de día, pero quisimos ganar horas y llegar a Queenstown en la noche.
Éste segundo destino también es muy lindo. Es un estilo Bariloche. Un pueblito pintoresco con un gran lago y montañas enormes que lo rodea. Obviamente Queenstown es como un balneario, de ahí la explicación de sus elevados precios. No hay wi fi gratis por ningún lado, por todo tenés que pagar, salvo estacionamiento en el centro de la ciudad.
Por eso nosotros estacionamos la casa rodante en la rambla cerca del centro y allí decidimos pasar la noche a pesar de que no era una zona apta para acampar. Ahora para la segunda noche, sí nos vinimos a un camping que en realidad es un estacionamiento para casas rodantes donde podemos ducharnos, lavar la ropa, enchufar la casa rodante para tener electricidad y cargar las cámaras y las netbooks. De más está decir que la casa rodante tiene baño, pero cuanto menos lo usemos, menos tendremos para limpiar, por eso utilizaremos los baños de este camping.
Por la tarde subimos una montaña en aerosillas, y bajamos en unos autitos tipo cars. Esto consiste en unas callecitas empinadas y con muchas curvas lo que hace que el descenso sea muy pero muy divertido a la misma vez que peligroso. Nos tiramos dos veces que fue el ticket que compramos. Nos divertímos muchísimo.
Mañana por la mañana nos iremos a Milford Sound que son unos fiordos enormes parecidos a los que hay en Noruega. En este lugar se filmó el Señor de los Anillos, por lo que si alguno vio esta película, podrá saber lo hermoso de ese lugar.
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